El fisco alemán y la tumba de Strauss
Franz Josef Strauss, el ex ministro federal alemán de Defensa y Hacienda y ex primer ministro del Estado Libre de Baviera fallecido en 1988 a los 73 años, se revolcó sin duda varias veces en su tumba. El fisco de Múnich, la capital del Estado que gobernó tantos años, pretendía nada menos que embargar el solar donde reposan sus restos y los de su esposa Marianne. Todo por culpa de los presuntos delitos de evasión de impuestos de Max Strauss, el primogénito de 44 años del legendario político. Los escándalos jalonaron la carrera política de Strauss, pero siempre acertó a zafarse y se fue a la tumba sin que la justicia le pudiese echar la zarpa. Su hijo Max no ha tenido tanta suerte, o carece de las habilidades de su padre. Desde hace días Max Strauss comparece ante la justicia en Augsburgo, acusado de haberse llevado 2,6 millones de euros de comisiones por intermediar en la venta de armas y aviones y haberlos escabullido a la voracidad del fisco alemán en una cuenta en Suiza. Los avatares del caso serían un excelente material para una novela de serie negra con políticos corruptos y traficantes de toda laya. Para completar el relato, que amenaza en degenerar en sainete bávaro, el fisco muniqués ordenó embargar la tumba de Strauss, cuya propiedad en un 50% pertenece al primogénito en apuros. La noticia cayó como una bomba en Baviera. El sucesor de Strauss al frente de Baviera, el primer ministro Edmund Stoiber, tuvo noticia del intento de embargo de primera mano, informado por la ministra de Educación de Baviera, Monika Hohlmeier, hija de Strauss y la hermana menor del procesado Max. Stoiber respiró aliviado al tener conocimiento de que al final el fisco renunció a embargar la tumba del patriarca. -
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