Empate en el campo, goleada en la grada

Empate en el terreno de juego (2-2) y goleada en las gradas. Así acabó el primer partido de la historia entre el Real Oviedo y el equipo nacido para sustituirlo, el Oviedo ACF. A falta de datos históricos que lo desmientan, los 16.573 espectadores que oficialmente estuvieron ayer en el Carlos Tartiere establecieron un récord de asistencia en Tercera División. Sobre todo en la Tercera actual, de carácter autonómico y con futbolistas aficionados. Si no fuese por eso, por la identidad de los protagonistas, cualquiera hubiese jurado que lo de ayer era un partido de la Liga de las Estrellas. El ambiente, las medidas de seguridad y la atención mediática sí fueron de Primera.

El oviedismo subrayó el 11 de enero como una fecha para reivindicar su identidad ante los promotores del club que pretende ocupar su espacio en caso de que desaparezca. Un asunto que depende en gran parte de la suspensión de pagos que finalizará en torno al próximo verano. Pero mientras los dirigentes hacen números y negocian con los numerosos acreedores de la entidad, la gente no se está quieta. Durante la semana el Real Oviedo superó los 10.000 socios (pocos menos que el club que hasta hace poco era su referencia, el Sporting). A las 4 de la tarde, unas tres mil personas realizaron una marcha pacífica desde el centro de la ciudad hasta el Carlos Tartiere.

Aunque los organizadores dejaron claro que no se trataba de una manifestación, la policía dio todo tipo de facilidades y cortó el tráfico al paso de la marea azul. Durante el corto paseo, los hinchas ensayaron las consignas que se repetirían en el campo. Los Symmachiarii, los hinchas más radicales, trabajaron de lo lindo durante la semana para confeccionar un tifo espectacular, además de infinidad de pancartas contra el alcalde, Gabino de Lorenzo, y los ex jugadores del Real Oviedo que se han pasado al ACF. Berto, que curiosamente es el futbolista que ha jugado más partidos con la camiseta del Real Oviedo, fue el más perseguido por manifestar reiteradamente que el club está condenado a la desaparición. Fue una jornada triste para él, ya que además su esposa tuvo que abandonar la grada por el acoso de la afición local tras celebrar el gol del empate del ACF.

Rotura de una valla

Aunque la mayoría de sus titulares no son asturianos, el Real Oviedo salió muy revolucionado. Esa tensión le dio resultado inicialmente, ya que se adelantó en el marcador, lo que provocó una avalancha de los Symmachiarii y la rotura de una valla, con el resultado de varios heridos leves. Pero el Real Oviedo no supo mantener la serenidad ni siquiera al quedar en superioridad numérica por la expulsión de Álvaro, central del ACF.

Dos fallos defensivos del rival permitieron remontar al ACF y silenciar el Tartiere. Pero Rivas, entrenador local, movió el banquillo, en el que encontró al salvador, el delantero gallego Recamán, que logró el 2-2. Recamán corrió al banquillo para ponerse una camiseta en homenaje a un compañero lesionado. El mejor gesto en una tarde crispada, con más tensión y rabia que otra cosa.