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La renovación de las especies

El paso de José Borrell por el Ministerio de Hacienda supuso un varapalo importante para las retribuciones de los directivos en España acostumbrados a cargar a la empresa no sólo el automóvil sino la vivienda, el colegio de los niños y un largo etcétera. El endurecimiento de estas atribuciones redujo considerablemente su uso y ha obligado con el tiempo a desarrollar la imaginación en la búsqueda de nuevas fórmulas que traten de suavizar el impacto fiscal de las remuneraciones.

Las retribuciones en especie siguen siendo el último bastión de alivio fiscal y con ellas se está potenciando esa vía de optimización del paquete retributivo. Así, junto al tradicional triángulo de las previsiones que suele capitalizar esta actividad: seguros de vida, seguros médicos y planes de pensiones, se desarrollan también pagos significativos como la adquisición de equipos informáticos, leasing, etcétera, que suponen para el ejecutivo una ventaja múltiple que se traduce fundamentalmente en la reducción de la base imponible y en no tener que abonar el IVA de las adquisiciones que se realicen ya que corre a cargo de la empresa, normalmente excedentaria en este impuesto. Además, el precio suele ser menor por tratarse de compras colectivas.

En estos casos coinciden los intereses de los responsables de los recursos humanos tratando de controlar las retribuciones fijas y los de los ejecutivos de las propias empresas que se acogen a los escasos resquicios de reducción de la presión fiscal en momentos como los actuales en que se impone la tiranía de las retribuciones fijas en paralelo a un IPC en mínimos históricos. La imaginación al poder de los responsables de recursos humanos.

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