Las caras de la guerra

Mucho antes de que Sadam Husein fuese detenido en el agujero de Tikrit, los españoles vieron en directo cómo arreciaban las bombas sobre Bagdad y dejaban los hospitales llenos de civiles.

De la mano de gente como Jon Sistiaga, en Tele 5; Pedro Lázaro, de Canal Sur; Esteve Soler, de TV-3, o los dos reporteros que envió Antena 3, el espectador asistió desde su salón a una guerra cuya retransmisión ya no dependía de los medios norteamericanos, como en otras ocasiones.

El 9 de abril un tanque disparó contra la habitación del hotel Palestine, donde se encontraba el cámara José Couso. El espectador pudo observar cómo Jon Sistiaga le aplicaba un torniquete a su compañero. Asistió también a la desesperación del viaje hacia el hospital. Y sintió la rabia contenida de los reporteros que intentaban cumplir su trabajo a pesar de que Couso acababa de morir con la pierna y la mandíbula destrozada.

Ángela Rodicio: "Primero dijo el Pentágono que nos marcháramos. Y los españoles nos quedamos. Después lo dijo nuestro Gobierno. Y tampoco nos fuimos"

Los espectadores pudieron ver cómo Sistiaga le aplicaba un torniquete a su compañero José Couso después de que un tanque americano disparase contra él

Al día siguiente, el propio Sistiaga narró en directo la entrada de los tanques americanos a la plaza de El Paraíso, justo enfrente de donde mataron a Couso. Terminó la retransmisión y rompió a llorar.

Los espectadores comprendieron que junto a aquellos rostros conocidos había gente como el cámara Raúl Gallego, de la televisión pública catalana, o el cámara Joserra Plaza, de la ETB vasca...

Gente como las productoras de Antena 3 Marta Herrero y Mapi Muñoz, o los técnicos de la compañía Mediapro, a través de la cual transmitían las cadenas españolas...

Entre unos y otros fue haciéndose posible el milagro de la información diaria. Todos ellos cumplieron con su trabajo en condiciones adversas.

Cuando los periodistas españoles que cubrieron la guerra en Irak recibieron el Premio Ortega y Gasset de Periodismo, la enviada especial de Televisión Española Ángela Rodicio comentó: "Primero dijo el Pentágono: 'Hay que irse'. Y nos quedamos. Después lo dijo el Gobierno español, y nos seguimos quedando".

Fueron las caras de la guerra. Y junto a ellos estaban la gente como Couso, los que nunca salen en pantalla.