Sin quejas por el ruido

Madrid despertó a la aviación a principios del siglo pasado. En aquella época el vuelo de los aviones suponía un motivo de asombro para los madrileños más que una molestia por culpa del ruido, como ocurre ahora. Los primeros vuelos en la región comenzaron en 1910 y en 1911 empezaron los primeros vuelos militares en el aeródromo de Cuatro Vientos con aviones Farman.

Más de una década después, en 1923, se fundó en Madrid la empresa Construcciones Aeronáuticas y ese mismo año el municipio de Getafe acogió el famoso vuelo del autogiro La Cierva, la aportación técnica española más trascendente al desarrollo de la aeronáutica.

Los años pasaron y los aviones fueron formando parte del paisaje de los cielos madrileños. El aeródromo de Cuatro Vientos fue testigo en 1926 del despegue de la escuadrilla Elcano, compuesta por aviones Breguet XIX pilotados por los capitanes Gallarza, Loriga y Esteve. Este vuelo viajó al otro lado del mundo, a Manila (Filipinas), y fue el preámbulo de uno de los acontecimientos más importantes de la aviación española: la inauguración, en 1927, de la línea comercial aérea que une Madrid con Barcelona.

Cien años de aviación en Madrid también evoca el dramatismo de las hazañas de algunos aventureros españoles. Si a los tripulantes del Ciudad de Huelva las cosas les fueron bien y en 1902 cruzaron en globo el Atlántico de este a oeste, los pilotos del Cuatro Vientos no tuvieron tanta suerte. En 1932, el capitán Barberán y el teniente Collar volaron desde Sevilla a Cuba en un CASA Breguet XIX, recorriendo 6.300 kilómetros sobre el mar. "Lamentablemente, en su siguiente etapa a México, desaparecen sin dejar rastro, a pesar de la intensa búsqueda que se realiza", reza un panel explicativo al lado de la foto de los héroes.

La exposición del Museo de la Ciudad se ha completado con un ciclo de conferencias, celebradas entre el pasado 11 y el 22 de diciembre, y que han tratado asuntos como el aeródromo de Cuatro Vientos, el autogiro o "la evolución del pensamiento aéreo".