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Reportaje:COYUNTURA INTERNACIONAL

La hipoteca china

La penuria energética amenaza el desarrollo del gigante asiático

Fábricas obligadas a cerrar, grandes almacenes con la calefacción racionada, niños estudiando a la luz de la vela. Con una economía que crece al 8,5% anual y se ha convertido en un potente imán de inversión extranjera, los dirigentes chinos se han encontrado con un problema que puede poner en peligro la continuidad del meteórico desarrollo del país: la falta de energía.

Se prevé que China adelante en 2004 a Japón y se convierta en el segundo comprador de petróleo del mundo, por detrás de Estados Unidos
En Shanghai los centros comerciales han recibido orden de apagar la calefacción y muchas fábricas han sido obligadas a cambiar sus horarios
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Tras sufrir este verano la crisis de suministro más grave de los últimos años, con serias interrupciones de fluido en la mitad de las provincias, la situación ha vuelto a producirse con la llegada del invierno. Hasta el punto que, según ha asegurado Zhao Zunlian, director del centro de control de la Red Estatal, siete regiones han decretado cortes eléctricos para evitar que salten los plomos por el exceso de demanda. En Changsha, en el centro de China, algunos ciudadanos han comenzado a comprar pequeños generadores eléctricos.

El Gobierno, consciente de la situación, dice que durante dos décadas el país sufrirá una penuria energética como consecuencia del acelerado proceso de desarrollo. Y así lo ha reflejado el Centro de Investigación para el Desarrollo del Consejo de Estado en un informe en el que afirma que los principales demandantes serán la industria pesada, las acerías, el sector constructor y el químico. Pero también el ciudadano particular. Se calcula que las necesidades de petróleo crecerán un 12% anual, impulsadas por las ventas de automóviles, hasta superar 450 millones de toneladas en 2020. El 60% del total serán importadas.

Está previsto que China adelante el año que viene a Japón y se convierta en el segundo comprador de petróleo del mundo, por detrás de EE UU. En 2002 gastó 12.700 millones de dólares en la adquisición de 70 millones de toneladas, un 15% más que en 2001, y este ejercicio se prevé que llegue a 80 millones de toneladas. Pekín está inmerso en un proceso de diversificación de sus fuentes de suministro -tradicionalmente Oriente Próximo-, que le ha llevado a negociar contratos de crudo y gas en Asia central, sureste asiático y Rusia.

Los expertos han advertido que la escasez de recursos minerales y energéticos supone una amenaza para la economía china, ya que se calcula que sus necesidades de energía más que se duplicarán hasta 2030. La demanda eléctrica ha subido un 15,6% este año, y ha llevado 21 provincias al límite de su capacidad. Según la Comisión Estatal de Regulación de la Electricidad, los problemas graves continuarán al menos hasta 2006.

En la burbujeante Shanghai, corazón económico y financiero de China, los centros comerciales han recibido orden de apagar la calefacción entre las 10 y las 12 de la mañana, para disminuir el consumo en las horas pico, y muchas fábricas ha sido obligadas a cambiar los horarios de trabajo. En las horas punta, la ciudad necesita dos millones de kilovatios más de los 9,6 que es capaz de suministrar. Pero las ofertas procedentes de otras provincias son escasas.

La crisis se debe a la errónea planificación llevada a cabo en 1999, al fuerte aumento de la demanda de industrias de gran consumo eléctrico, como las acerías, y a la caída de la generación hidroeléctrica por el bajo nivel de los embalses. Además, muchas centrales térmicas funcionan por debajo de su capacidad debido a problemas en el suministro de carbón.

La penuria energética es el precio de un desarrollo vertiginoso que la industria ha sido incapaz de seguir, y al que las autoridades están respondiendo con la construcción de centrales, muchas de ellas nucleares. Los expertos han aconsejado acelerar la reestructuración del sector con la entrada del capital privado e incentivar el empleo de otras fuentes como el gas natural y la energía eólica. Según la Agencia Internacional de la Energía, China precisará que se inviertan 2,3 billones de dólares en proyectos relacionados con la energía hasta el año 2030.

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