Hans Hotter, bajo-barítono wagneriano
Hans Hotter, cuya conmovedora voz de bajo-barítono fue una piedra angular del repertorio operístico alemán de su generación, murió el sábado en su casa de Gruenwald, Alemania, cerca de Múnich, unas pocas semanas antes de cumplir los 95 años. Tras haber sufrido complicaciones relacionadas con la diabetes durante los últimos años, murió cuando dormía, dijo Donald Arthur, que estaba colaborando con Hotter en sus memorias.
Para muchos, Hotter fue el Wotan, Hans Sachs y Holandés Errante definitivo, papeles que cantó desde el Covent Garden hasta Bayreuth y Nueva York, donde hizo su debut en 1950 con el papel del holandés frente a Astrid Varnay. Cantó en los estrenos mundiales de dos óperas de Richard Strauss, Friedenstag y Capriccio, y el ensayo con vestuario de una tercera, Die Liebe der Danae. El estreno fue cancelado debido al atentado de 1944 contra la vida de Hitler. Paul Hindemith hizo el papel principal de Mathis der Maler a la medida para él, que cantó la ópera en concierto un año antes de su puesta en escena para el estreno mundial. A pesar de todo, él siempre contempló la ópera como un arte amado, pero imperfecto, y estaba más orgulloso de sus logros como cantante de lied.
Tomó parte en la histórica grabación del ciclo del anillo de Wagner de sir Georg Solti en los años cincuenta y sesenta, el primer anillo que se ha grabado, pero sus grabaciones favoritas eran cantatas y lieder: Ich Habe Genug de Bach, el ciclo de canciones de Schubert Winterreise, o Schwa-nengesang del mismo compositor. "Yo me considero un músico de lied", dijo en 1999. "La asociación con Wotan se debe a la naturaleza y el destino, pero fue más un éxito artístico que personal, si es que pueden separarse ambas cosas".
Nació el 19 de enero de 1909, en la ciudad de Offenbach, pero se trasladó a Múnich siendo niño y siempre consideró Múnich su ciudad natal. Llegó lentamente al mundo de la música e inicialmente estudió órgano, con idea de prepararse para director, hasta que su profesor de música le consiguió una audición con Matthias Roemer, un cantante que había estudiado con el gran tenor Jean de Reszke y cantó Parsifal en Bayreuth. Roemer quedó convencido inmediatamente del gran potencial de la voz de Hotter, pero costó mucho convencer al joven "para que dejase la música a un lado y se convirtiera en cantante de ópera", según contó Hotter más adelante. Hotter consiguió su primera contratación en el teatro de Troppau (ahora Opava, en la República Checa) cuando tenía 21 años. De ahí se trasladó a Breslau (ahora Wroclaw, Polonia). Ya estaba empezando a llamar la atención.
Fue invitado a una audición en Berlín y consiguió con malas artes una audición con Clemens Krauss, entonces director de la Ópera de Viena, que le admiraba pero le aconsejó que adquiriera más experiencia en escena, diciéndole: "Me pondré en contacto con usted cuando sea el momento". Hotter le complació y siguió trabajando en grupos de Praga y Hamburgo, hasta que Krauss, que por aquel entonces se había trasladado a Múnich, cumplió su promesa. Cuando estaba en Hamburgo, Hotter conoció a la actriz Helga Fis-cher, con la que se casó en 1936. La experiencia en escena era necesaria, porque su talento vocal al principio no iba emparejado por la habilidad para actuar. "Estaba en desventaja por tener los brazos y las piernas tan largos", dijo más adelante el cantante, que era increíblemente alto. "Parecía que llevaba zancos".
Tras la subida de Hitler al poder, Hotter consideró la posibilidad de emigrar pero, preocupado por las repercusiones que esto podría tener para la familia que dejaría atrás, se quedó en Alemania durante los años de la guerra. Aunque siguió actuando, nunca se afilió al partido nazi y se negó a aparecer en el festival de Bayreuth de 1940, que fue dirigido por Winifred Wagner, admirador de Hitler. Después de la guerra, Hotter fue una figura esencial en el renacimiento de Bayreuth; en 1952, comenzó una asociación que duró 12 años con el festival bajo el dotado -y entonces revolucionario- director Wieland Wagner, el hijo de Winifred. Por aquel entonces Hotter se había convertido ya en parte integrante del Covent Garden, donde hizo su debut en 1948, en un momento en que los sentimientos antigermánicos eran aún lo bastante fuertes como para que las óperas de Wagner fueran cantadas en inglés. También disfrutó de una relación de 50 años con la Ópera de Viena, donde siguió cantando en los años ochenta, y apareció en París, Buenos Aires, Amsterdam, Chicago e innumerables lugares. El único teatro de la ópera que no le valoró fue el Metropolitan de Nueva York.
Hotter también enseñó durante toda su carrera, dando clases privadas y lecciones magistrales.
En su última conversación telefónica con Arthur, dos días antes de su muerte, Hotter preguntó: "¿Queda algo por hacer en la versión inglesa del libro?". Arthur replicó que el manuscrito estaba ya en la editorial. "Bien", dijo Hotter, "entonces puedo descansar".-
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