Mujeres encerradas
Hay en este texto de Giovanni Clementi esa capacidad tan italiana para el esperpento, que tendría su correspondencia en algunas películas de Berlanga, y una decidida propensión a crear a los personajes a partir de lo que dicen, lo que lo dirá casi todo acerca de su situación. Cuatro mujeres de distinta edad y condición se ven en el locutorio de una prisión, y ahí tratan de ajustar sus cuentas con ellas y con el mundo, con la diversidad de su situación y con ese estrafalario mundo exterior representado por una inquietante visitante. Se trata de sugerir que, en el fondo, las cuatro mujeres (una reclusa, dos funcionarias y la metafórica visitante) serían víctimas más o menos conscientes de una misma situación: la que las genera.
Vis a vis
De Giovanni Clementi, en versión de Toni Pastor. Intérpretes, Cristina Fenollar, Inma Sancho, Pepa Miralles, Pilar Navarro. Iluminación, Ximo Díaz. Vestuario, Cristina Perpiñá, Silvia Gómez. Espacio escénico y dirección, Salva Bolta. Teatro Talía.Valencia.
Una escenografía abierta de Salva Bolta, que sugiere elementos concentracionarios (en los apoyos de iluminación, en los bancos que sirven de recorte), pero que no es, con todo, tan asfixiante como un locutorio de prisiones, acoge una gran actuación de Cristina Fenollar, a veces algo estrepitosa para mi gusto, siempre bien secundada por sus compañeras, en especial por Inma Sancho. Hay mucha violencia verbal, y de la otra, en un montaje lleno de furia y densos momentos de calma donde la dirección de Salva Bolta llega con los matices precisos hasta el espectador, aun cuando en ocasiones se refugie en los registros líricos. El resultado es un testimonio, duro y tierno a la vez, un trabajo de mujeres donde brilla el texto que las lleva y su diseminación de apariencia cinematográfica.
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