Valdo no fue dado en adopción por su padre, sino acogido por una familia
Vladimiro Lopes Rocha, delantero de Osasuna conocido como Valdo, nunca fue entregado en adopción por su padre como se publicó en este periódico el 17 de noviembre pasado, sino que fue acogido por una familia. Desde los cinco años hasta que cumplió los 13, Valdo permaneció en la localidad madrileña de Aravaca, interno en el colegio Santa María del Parral, de Cáritas (Confederación oficial de las entidades de acción caritativa y social de la Iglesia católica), al cuidado de las monjas. Entonces debió dejarlo, puesto que había traspasado el límite de edad. Entonces, su padre, José, explica que llegó a un acuerdo con su entrenador de fútbol, José Parra, para que lo acogiera en su familia "de mutuo acuerdo". El acogimiento fue refrendado por los psicólogos de la Comunidad de Madrid.
El padre de Valdo, nacido en Cabo Verde, fijó su residencia en Villablino (León) hasta 2001, cuando, prejubilado de la mina de carbón, se trasladó a Madrid. "Criar a Valdo en León me habría costado cuatro duros", explica; "en Madrid era más caro porque el colegio me costaba más y tenía que mandar más dinero. Pero yo siempre tuve la ilusión y el presentimiento de que mi hijo sería jugador de fútbol. Era una esperanza porque yo intenté serlo y no pude. Y desde pequeño le decía: 'Tú tienes que luchar y trabajar porque estoy seguro de que algún día serás jugador del Real Madrid'. Por eso quería que estuviera en Madrid, porque allí tendría más facilidades de jugar que en León".
Valdo vivió en régimen de acogida en casa de Parra, su entrenador voluntario en el colegio de Cáritas y profesor de -Derecho en la Universidad Complutense, al que conocía desde su llegada a Madrid. Cuando a los 16 años Valdo comenzó a jugar en las categorías inferiores del Madrid, su padre, desde León, vio que su sueño comenzaba a tomar cuerpo. "Yo trabajé bajo tierra durante veinte años para poder pagar por la educación de mi hijo", asegura; "trabajé en la mina desde 1976 hasta 1999".
"Sin mí, Valdo no habría podido llegar a ser lo que fue...", dice José; "pagué dinero y me arriesgué. Me dije: 'Por lo menos, lo voy a intentar'. No porque yo estuviera seguro, sino porque, si Valdo no llegaba a ser jugador profesional, al menos me iba a quedar tranquilo sabiendo que lo había intentado. Ahora estoy orgulloso de él".
Poco antes del debut de Valdo en la Primera División con el Madrid, el 4 de octubre de 2001, contra el Athletic, en el Bernabéu, José se trasladó a la capital para vivir junto a su hijo. Un año más tarde, Valdo fue traspasado a Osasuna.
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