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Reportaje:SALVADOR GUILLÉN | Licenciado en Veterinaria | Apuntes | UN PASO POR DELANTE

"Cambié el Caribe por la clínica"

Se costeó las prácticas en los acuarios de Miami y Alaska donde entubó delfines y extrajo sangre a belugas y horcas

Salva Guillén supo "desde crío" que quería ser veterinario, una de esas profesiones que pertenece al elenco de las vocacionales. La licenciatura de Veterinaria se imparte en doce universidades españolas. En la Comunidad Valenciana la exclusiva recae en la Universidad privada Cardenal Herrera-CEU, cuya primera promoción, a la que pertenece Salva Guillén, se graduó en 2001.

Aquel niño consiguió su sueño: acabó la carrera y trabaja como veterinario en una clínica de Valencia. Hasta aquí todo redondo, si no fuera porque estos 26 años de ojos azules aspiran a más: a cuidar mamíferos marineros. Una ambición por la que no ha escatimado en gastos. Primero con la carrera, cuyo primer año cursó en la Universidad de Zaragoza al carecer Valencia de la titulación y que prosiguió en la universidad privada valenciana.

Entrar en el "acotado" mundo de los mamíferos marinos trajo más gastos: El primero la asistencia a un congreso mundial celebrado en Lisboa por el que pagó 300 euros, una premeditada cita para contactar con los veterinarios de Alaska y Miami donde realizó posteriormente seis meses de prácticas. Con el apoyo de su familia y el de su bolsillo, tras un año trabajando como veterinario costeó las prácticas no remuneradas en el acuario de Miami, donde aprendió a entubar y a extraer sangre a delfines, belugas y horcas en el momento en el que el cetáceo asoma la aleta caudal. "Lo más gratificante de las prácticas de Alaska fue tener a 50 metros a un grupo de horcas salvajes y cuidar a una nutria marina varada en la costa", relata Salva. Al concluir estas prácticas, le ofrecieron una beca de dos o tres años de duración "para ser la sombra" de un veterinario en expediciones por los mares del Caribe, que rechazó. "Me hubiera cubierto los gastos, pero mi familia y yo pensamos que lo más inteligente era regresar a Valencia", explica acusando el vértigo que produce "plantarse en los 30 y sin nada claro" y con un mercado que aventura "más saturado por las nuevas promociones de veterinarios en Valencia". A los estudiantes aconseja que "intenten sus deseos, por raros que sean" aunque "se darán con las puertas en las narices casi todos", pero " intentarlo ayuda a realizarse uno mismo como persona". Valora "satisfactoriamente" la formación en la Cardenal Herrera subrayando las ventajas de una carrera joven: nuevas instalaciones y el ímpetu de los profesores con pocos años de rodaje.

Por otra parte, opina que en España la profesión está infravalorada si se compara con otros países: "El propietario está acostumbrado a que la Seguridad Social cubra sus consultas al médico y es reacio a pagar por su gato, a diferencia de EE UU, donde la gente suscribe su seguro y asume el pago por su mascota", lo que explica, a su parecer, que por una ecografía en EE UU se pague 600 euros, mientras que en España cueste entre 30 y 48 euros. "Si se cobra más, da a pie a poder investigar y especializarse más".

Aparte del clínico y la investigación, el abanico laboral del veterinario se despliega a la ganadería, mataderos y control de aduanas. Su ambición es trabajar en el Oceanográfico o en un centro similar. Y con respecto a la Copa del América apunta que "el hecho que haya más tránsito puede estresar a los cetáceos", aunque lo principal es que "los regatistas guarde una higiene y no tiren basura".

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