Falsas apariencias
El Zaragoza casi remonta al Valencia un partido en el que nada fue lo que parecía
En el partido de los equívocos y las falsas impresiones, nada fue lo que parecía. Ni el Valencia tenía cerrado el encuentro con el 3-0 inicial, ni el Zaragoza estaba tan perdido. Ni el equipo de Rafa Benítez era tan superior ni el de Paco Flores tan ingenuo. De modo que Mestalla hubo de contener la respiración hasta el final para hallar la salida del laberinto.
Dio su brazo a torcer. Después de varias semanas de infructuosas rotaciones en su equipo, Benítez puso en liza lo mejor de lo mejor. Sin reservarse nada para el choque del martes ante la Real Sociedad. Jugaron Aimar, Baraja y Vicente. Y vaya si se notó. Se dejó el técnico de hacer cálculos sobre los minutos y los segundos que debe descansar cada uno y Mestalla lo agradeció. Pasó una noche estupenda, disfrutando de la calidad de los suyos, muchos kilómetros por delante de la de sus rivales.
VALENCIA 3 - ZARAGOZA 2
Valencia: Cañizares; Curro Torres, Ayala, Pellegrino, Carboni; Jorge López, Albelda, Baraja (Sissoko, m. 85), Vicente (Rufete, m. 74); Aimar; y Mista (Xisco, m. 70).
Zaragoza: Láinez; Rebosio, Álvaro, Milito, Toledo; Galletti, Jesús (Generelo, m. 71), Soriano, Savio (Cani, m. 76); Villa y Espadas (Iñaki, m. 65).
Goles: 1-0. M. 19. Jorge López. 2-0. M. 26. Láinez se adelanta a Aimar, pero el balón le cae a Vicente, que culmina. 3-0. M. 43. Aimar, desde fuera del área. 3-1. M. 49. Villa. 3-2. M. 78. Cani, de remate cruzado.
Árbitro: Rubinos Pérez. Amonestó a Pellegrino, Toledo, Baraja y Milito.
Unos 35.000 espectadores en Mestalla.
El Zaragoza empezó muy gallito, con su gente presionando en el mismo cogote valencianista. Paco Flores lanzó a sus chicos al ataque. Claro que ayer había una pequeña, pero sustancial, diferencia. Sobre el campo estaban, respecto a la cita ante el Racing, Jorge López, Vicente y Aimar, justo los tres que ayer descerrajaron el partido.
El Zaragoza no estaba rendido. Era la zaga local la que daba ahora muestras de nerviosismo. El juego se deslavazó. El choque parecía otra vez muerto. Y de nuevo una falsa impresión. A cada cambio de Benítez empeoraba su equipo. Lo contrario que con las sustituciones de Flores. Los diminutos Cani e Iñaki encontraron grietas en la zaga local y pusieron el corazón de Mestalla en un puño.
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