"No eres un blando porque te gusten las baladas románticas"
Del disco anterior, el primero de su carrera, vendió 1.300.000 copias, una cifra que a él mismo todavía le alucina, pero Álex Ubago (Vitoria, 1981) no ha sentido la presión del éxito a la hora de componer los nuevos temas de Fantasía o realidad, su esperado segundo álbum, en el que, además de las canciones de amor y desamor que le han valido el apoyo de un público en su mayor parte adolescente, ofrece un mayor registro temático. Críticas al racismo, a la droga o a los malos tratos se escuchan en sus nuevos temas, cinco de ellos grabados con la National Symphony Orchestra de Londres. "No me gusta que me encasillen como un baladista romántico. Nunca me ha dado por hablar de política o de temas que no me afectan. Prefiero tocar las cosas que me pasan cada día y el mundo que me rodea", cuenta.
Vaqueros, deportivas y una camisa a rayas con un chaleco. Álex Ubago remata en un hotel de Madrid, con paciencia y amabilidad, la promoción de su nuevo disco, que se pone a la venta el lunes. La maleta a punto de cerrarse, la cama revuelta y la colonia de Miyake en el lavabo. "No es lo mismo escribir para ti que para mucha gente, pero, la verdad, no he pensado en mis seguidores al escribir las canciones, sólo he tratado de transmitir mis sentimientos", explica. Los 12 cortes de Fantasía o realidad -la letra y la música son del propio Ubago- fueron surgiendo en momentos de soledad, mientras esperaba un avión o en un rato de descanso en alguna habitación de un hotel, aunque los finalizaba al volver a casa apoyado por Jesús Gómez. "Lo normal es que la melodía surja antes que las letras. Llevo la mochila llena de papeles en los que voy apuntando ideas; además, siempre voy acompañado de mi guitarra". Fantasía o realidad suena a Ubago, al Ubago de ¿Qué pides tú?, pero con más medios. En el caso de este joven artista, millonario en ventas, la compañía discográfica no ha reparado en gastos. Para la base rítmica se buscó a los italianos Paolo Acosta y Lele Melotti, colaboradores, entre otros, de Alejando Sanz, Eros Ramazzotti, Zuchero, Laura Pausini y Miguel Bosé. De la guitarra eléctrica se ocupó Ludovico Vagnone, y de las acústicas, Juan Cerro, que ya colaboró en el anterior disco de Ubago. La aportación más sorprendente es la de la National Symphony Orchestra de Londres en cinco canciones. "Quería arreglos de cuerdas y escuchar una buena banda con una orquesta detrás, pero no para parecerme a Mettalica o a Serrat, sino para buscar un registro diferente".
Flaco, con el pelo peinado hacia adelante y las puntas marcadas a base de gomina, Ubago se muestra tan natural como suenan sus canciones. Lleva poco tiempo en la música pero quiere evitar las etiquetas. "Las adolescentes son un público demasiado infiel; sin embargo, espero que muchas crezcan conmigo, pero no creo que ellas sean mis principales seguidoras. Mi música no está refrendada por un solo tipo de público. En mis conciertos he visto a la niña, a su madre y a la abuela corear mis canciones. Tampoco creo que, si te gustan las baladas románticas, tengas que ser un blando o un gay, con todos mis respetos para ellos".
En los últimos dos años, la vida de este chico de 22 años ha dado un giro espectacular. "He aprendido mucho como músico y como persona. Los viajes siempre son enriquecedores", asegura el cantante. Ubago vive en los aeropuertos, se aloja en hoteles de lujo, conoce los escenarios de medio mundo, se codea con las grandes estrellas de la música latina, pero lo que más ha cambiado en este tiempo es la forma en que le trata la gente. Todo ese mundo de éxito se acaba cuando regresa a la casa de sus padres en San Sebastián. Ellos y sus amigos le ponen los pies en la tierra: "No te vuelvas una estrellita", le ruegan, y él se confiesa decidido a seguir sus consejos. "Que estoy en un sueño ya, y no quiero despertar, / prefiero pensar que todo sigue igual... / prefiero vivir aquí, perdido en mi realidad, dejando pasar el tiempo", canta Ubago en Prefiero, una de sus letras más autobiográficas.
La timidez no ha supuesto un problema añadido a la hora de enfrentarse a la fama, pero lo pasa mal cuando la gente exagera o se altera al reconocerle por la calle. "Pese a esas euforias, vivo bastante tranquilo", dice, aunque reconoce que, si ve que se acerca un grupo de quinceañeras, lo normal es que se cambie de acera. Su sentido de la supervivencia le dice también que conviene evitar la salida de los colegios, pero él atiende con cordialidad a todos los que se acercan para saludarle o pedir un autógrafo. Sus referencias musicales pasan por Sabina, Manolo García o Alejandro Sanz, pero en su discoteca se mezcla "Travis con Springsteen o con Red Hot Chili Peppers".
A principios de año realizará una nueva gira por América, Estados Unidos incluido, para rodar su nuevo trabajo discográfico y, a partir de primavera, lo mismo en España. Otra vez la furgoneta con los músicos y las canciones de Coldplay sonando en el casete. Eso sí, podría haber sorpresas en la composición de la banda, a la que podrían sumarse nuevos músicos.
Babelia
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