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Reportaje:

De la hojalata al taladro

Una muestra recoge la evolución de la ferretería malagueña en los dos últimos siglos

José Cuevas es el comisario de la exposición La ferretería malagueña. Dos siglos de evolución, una muestra que se puede ver en las salas del Archivo Municipal de Málaga hasta el 30 de noviembre. Fotografías de las primeras ferreterías, del primer edificio en España concebido y construido como almacén de ferretería, de los profesionales del sector a principios de siglo, catálogos dibujados de las piezas, distintas bisagras, llaves, molinillos de café, herramientas...

La exposición, organizada por la Asociación de Ferreteros de Málaga, en colaboración con el Ayuntamiento de la ciudad, también alberga algunas herramientas típicamente malagueñas como el azadón viñero, el martillo cajillero o las puntas de París, más conocidas como "puntillas".

"El taladro supuso un paso importante hacia la modernidad. Otros de los grandes inventos fueron, en 1731, los artículos de hojas de lata. Precisamente la primera fábrica de hojalata de España se ubicó en la Serranía de Ronda", cuenta Cuevas.

En un tablero, diversas llaves muestran la transformación de uno de los tres pilares de la ferretería, la cerradura. "Las primeras eran de fragua, luego se hicieron mediante el sistema yale sin canal y más tarde con canal. Lo último son las llaves de proximidad y los mandos a distancia", explica el comisario de la muestra.

También se exhiben distintos tornillos, un invento del siglo XIX. "Antes se utilizaba el clavo trabal. El tornillo se hacía en la fragua y era muy costoso porque con una lima y a mano se tenían que hacer las hendiduras. En 1840, Heredia, a partir del alambre hizo el primer tornillo económico", relata Cuevas.

José Cuevas es la tercera generación de ferreteros. Su abuelo materno, José Muñoz Ruiz, tenía un taller de construcción de herramientas de madera para carpinteros y poseía su propia marca, Muñoz. En 1910 creó su ferretería, ya que comenzó a diversificar el negocio y a vender piezas para ebanistas. La primera tienda la abrió en calle Ollerías. Se llamaba Ferretería de José Muñoz o El Metro. En 1935 se trasladó a calle Cisneros y, cuatro años más tarde, a la Plaza de la Constitución. Desde entonces la ferretería El Metro continúa emplazada en el punto más céntrico de la ciudad de Málaga.

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El abuelo de Cuevas murió con una sola hija y no había enseñado el oficio a nadie. Pensaron vender el negocio, pero entonces su yerno, el padre de José Cuevas, maestro nacional en Nerja, decidió aprenderlo todo y transmitírselo a sus hijos. José y su hermano Rafael continuaron con la ferretería en la que ya trabajan sus descendientes. "Hasta donde yo sé y puedo remontarme, toda mi familia trabajó en ese taller de maderas. Era de mi bisabuelo y su hermano. Desde entonces este oficio se ha ido transmitiendo generación tras generación", comenta José Cuevas.

Inmutable a los avatares de la economía, siempre atentos a las innovaciones tecnológicas y los avances de la sociedad, la ferretería El Metro ha resistido incluso a la aparición de las grandes superficies comerciales. "Tengo mi propia arma para seguir con clientela. Las grandes superficies no pueden con nosotros porque ofrecemos un trato personalizado. Ellos ni pueden ni tienen vocación de hacerlo", dice José Cuevas. "Nosotros consideramos fundamental explicar el uso de los artículos, los grandes creen que esto no es necesario", añade.

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