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INVESTIGACIÓN | Sistemas de evaluación

La resistencia al descubrimiento científico

Paul Lauterbur y Peter Mansfield obtuvieron el pasado 6 de octubre el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por su trabajo en la obtención de imágenes útiles para la medicina mediante resonancia magnética nuclear. La revista Nature recordó que publicó hace 30 años el trabajo de Lauterbur merecedor del galardón y que, como les había recordado recientemente el científico, lo hizo sólo después de que éste protestara, ya que su artículo había sido rechazado por los evaluadores (otros científicos) a los que la revista lo sometió, siguiendo el proceso habitual de publicación de resultados científicos.

Este caso concreto se suma a otros todavía más importantes de rechazo de trabajos, en su momento arriesgados y aparentemente heterodoxos, o que parecían no tener importancia, que luego merecieron el Premio Nobel. Nature reconoce algunos de estos casos que le afectan en un artículo editorial publicado el pasado 16 de octubre. No todos tienen la misma gravedad (algunos trabajos fueron rechazados totalmente, otros sólo inicialmente y alguno retrasado y el autor decidió publicarlo en otro sitio), pero entre ellos están el ciclo de Krebs, la radiación Cerenkov, el mesón de Hideki Yukawa y la radiación de agujero negro de Stephen Hawking. Otras revistas no se libran: por ejemplo, Physical Review Letters rechazó el primer artículo sobre la superfluidez del helio 3, ya que uno de los evaluadores aseguró: "El sistema no puede hacer lo que los autores afirman que hace".

El químico cuántico español Juan Miguel Campanario, estudioso de lo que denomina la resistencia al descubrimiento, ha recopilado los casos más llamativos en un artículo que se puede consultar en Internet (www2.uah.es/jmc), que Nature cita, en el que los científicos explican las dificultades que tuvieron para lograr que su trabajo fuera aceptado, incluso después de publicado. Harold Kroto, por ejemplo, recuerda: "Cuando publicamos nuestro primer artículo hubo varios después en los que se afirmaba que nuestros experimentos e interpretación no eran correctos".

Otro premio Nobel, Roald Hoffman, ha comentado: "En el curso de este proceso de evaluación existen respuestas increíblemente irracionales procedentes de científicos perfectamente buenos y racionales en los demás aspectos". Según Campanario, de la Universidad de Alcalá de Henares, el sistema de revisión por expertos es muy antiguo (data del siglo XVII) y no es una garantía total de calidad de la selección. "La gente debería saber que los científicos son muy conservadores, que también en ciencia se cometen errores y que los trabajos que van en contra de las ideas dominantes en cada época pueden ser rechazados sin que sean malos", explica Campanario.

Cambios en el sistema

Este estudioso no cree que haya que suprimir la evaluación por pares, sino sacarle más jugo. Ha propuesto, junto con otro experto australiano, un ligero cambio en el sistema de evaluación de los artículos que, explica, no sólo permitiría que se conocieran trabajos que luego pueden resultar muy válidos, sino que también quitaría trabajo al sistema internacional de evaluación. "Pedimos que las revistas pongan en Internet, en una sección aparte, los trabajos rechazados, siempre que los autores estén de acuerdo", dice. "Quedarían como rechazados pero disponibles, sería muy útil para los evaluadores de otras revistas y también significaría una mayor exigencia de responsabilidad tanto para los autores como para los evaluadores", cuyo nombre nunca se hace público.

Normalmente, los autores de un artículo rechazado peregrinan de revista en revista, lo que significa un proceso de evaluación en cada una, hasta que consiguen, en el mejor de los casos, publicarlo en alguna, y las revistas que los han rechazado pueden quedar como censores y su prestigio sufre, como en el caso de los premios Nobel. La mera presentación de trabajos en un servidor como iniciaron los físicos teóricos en 1991 a través de Internet no parece una opción igualmente útil a estos efectos, puesto que no existe selección.

Campanario investiga ahora, financiado por la Junta de Castilla-La Mancha, sobre la endogamia en las revistas científicas, en el que está analizando la frecuencia con que publican en cada revista importante los científicos que son miembros de su consejo editorial.

Douglas Osheroff, Paul C. Lauterbur y Robert C. Richardson (de izquierda a derecha).
Douglas Osheroff, Paul C. Lauterbur y Robert C. Richardson (de izquierda a derecha).ASSOCIATED PRESS / EFE

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