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Reportaje:

'Software' en los despachos

Las empresas comerciales entablan una batalla política contra Linux

Patricia Fernández de Lis

"Manos fuera". Éste el mensaje que pregona Hugo Lueders en Europa y que esta semana ha transmitido a miembros del Gobierno español y de la oposición. La idea, básicamente, es convencer a las administraciones públicas de que no deben establecer una preferencia legal por equipar sus ordenadores con programas de software abierto -aquel cuyo código puede ser copiado y distribuido libremente-, tal y como han hecho comunidades autónomas como la extremeña y la andaluza. La durísima pelea comercial que enfrenta a los distribuidores de programas informáticos de código libre -con IBM a la cabeza- y los vendedores de software (programa) propietario -el más visible, Microsoft- toma un nuevo cariz. Comienza la guerra de los despachos.

La Iniciativa para la Elección del Software (ISC) agrupa a 300 empresas y asociaciones. Dice que su objetivo es promover el principio de "neutralidad" en las compras públicas de 'software'
El director general de ISC en Europa, Hugo Lueders, niega la acusación de que ISC sea el 'brazo político' de Microsoft en Bruselas y Washington

Lueders es el director general en Europa de la Iniciativa para la Elección del Software (ISC, en sus siglas en inglés), una asociación que agrupa a casi 300 empresas y asociaciones tecnológicas y que nace con un credo aparentemente simple: promover el principio de "neutralidad" en las compras públicas de software, convenciendo a los políticos de que deben elegir los programas en función de su precio o caracterísiticas técnicas, y no por el grado de apertura de su código.

ISC, de hecho, asegura que no está en contra del software abierto, en general, sino de las leyes que imponen compras públicas con software abierto, en particular. "Si después de realizar una valoración del caso", explica Lueders, "el organismo llega a la conclusión de que la mejor solución es la del código abierto, no hay problema. Así es la competencia".

Andalucía y Extremadura

Decenas de Gobiernos en todo el mundo, ya sea nacionales (Brasil), regionales (Andalucía) o locales (Múnich), han optado por este tipo de políticas. Las razones para hacerlo varían, pero la mayor parte del ahorro que supone no gastar dinero en licencias de software -aunque sí deben invertir en soporte técnico-, así como la posibilidad de controlar el código. Gobiernos como el extremeño intentan, además, crear una industria propia de programas, rompiendo así con la tradicional dominación de las multinacionales.

"Si alguien tiene algún problema con las posiciones de dominio en este mercado, debe acudir a las instituciones legales correspondientes", dice Lueders. "Lo que no se puede aceptar es que se utilicen las compras públicas para solucionar otros asuntos".

ISC se congratula de la posición del Gobierno español, "que es neutral" en este asunto, al igual que la de comunidades como la de Aragón y Castilla-La Mancha. Valencia mantiene una posición favorable al código libre, aunque no la ha transformado aún en una política concreta, y Extremadura y Andalucía han optado claramente por ello.

Uno de los principios más polémicos entre los que defiende la ISC afecta de lleno, de hecho, a Extremadura. El programa Linex de esta comunidad ha sido desarrolllado bajo un tipo de licencia -llamada GPL- según la cual cada cambio en el código debe ser aportado también a la comunidad. ISC pide que los programas desarrollados con fondos públicos se distribuyan después "bajo licencia" (licencia propietaria).

Aunque el ejecutivo rechaza la palabra lobby (greupo de presión) para describir su trabajo, por las connotaciones negativas que tiene a este lado del Atlántico, el hecho es que ISC trabaja como tal: tiene oficinas en Washington DC y Bruselas, y sus empleados dedican su tiempo a enviar cartas y a reunirse con políticos y técnicos de la Administración. ISC es, de hecho, una división de Comptia, una de las mayores asociaciones tecnológicas del mundo. En ISC hay, en todo caso, ausencias significativas. IBM, que es miembro de Comptia y conocido por su apoyo activo al software libre, no pertenece a ISC.

¿Y quién creó ISC? Lueders es vago al respecto, pero niega la acusación de que ISC sea el brazo armado de Microsoft en Bruselas y Washington. "No es ningún secreto que Microsoft es uno de nuestros miembros, y que tiene un gran interés en esta iniciativa", dice. "Pero somos independientes. No recibimos órdenes de ninguno de nuestros miembros".

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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