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Reportaje:

Las prendas más solidarias

Varios motociclistas subastan en el circuito de Cheste objetos personales para recaudar fondos con destino a África

Había que ver a Toni Elías, el piloto manresano, partiéndose de risa encima de un autobús en el que se improvisó un austero escenario para subastar ropa y objetos relacionados con el motociclismo. "¡No, no, el forro no lo subasto! ¡Y la chaqueta tampoco, que la acabo de estrenar!", le decía entre carcajadas Elías al speaker, empeñado en que el motociclista colaborara con alguna de sus prendas en la subasta organizada ayer en el circuito de Cheste por la ONG Riders For Health, una entidad propulsada por el célebre ex piloto Randy Mamola y cuyo principal cometido es mantener operativas las motocicletas que se emplean para tareas de asistencia médica y sanitaria en África.

Varios centenares de aficionados se desplazaron ayer al Circuit Ricardo Tormo de la Comunitat Valenciana, donde el domingo se disputa la última prueba del Mundial de 2003. Los moteros que desde todos los puntos de España llegan estos días a Valencia para sumarse al bullicio que supone la celebración del gran premio valenciano tenían ayer varios alicientes: una concentración de motoristas que partió de la Ciudad de las Artes y las Ciencias en dirección al circuito; una jornada de puertas abiertas en la que los aficionados se empaparon de la frenética actividad de los días previos a cualquier carrera; y una divertida subasta que tuvo como protagonistas a algunos de los mejores pilotos españoles, como Sete Gibernau o Toni Elías.

"¡Venga venga!, ¿quién ofrece más de 100 euros por esta camiseta firmada por Sete?", jaleaba un animador a la gente mientras Gibernau, el barcelonés que ha metido en apuros este año al mismísimo Valentino Rossi, el campeón mundial, se metía de lleno en el jolgorio ante el entusiasmo de los aficionados. Por una camiseta firmadas por Sete llegaron a pagarse 150 euros. Incluso el propio corredor compró una y la rifó luego entre los asistentes.

La capacidad de convocatoria que tiene Riders For Health entre los motociclistas es incuestionable. El manresano Toni Elías, fuera ya de la pugna por el título de 250cc, que se disputarán el domingo el sanmarinense Manuel Poggiali y el italiano Roberto Rolfo, hizo gala de una simpatía contagiosa. "¡Pero tío!", le reprochaba en tono bromista Elías al speaker, "¡que no vendo mis zapatillas, que se me van a congelar los pies!".

El valenciano de Torrent Champi Herreros, el último campeón del mundo de la desaparecida categoría de 80cc, subastó una llamativa camiseta. "Es una prenda especial para una ocasión y un motivo especial", afirmó Champi.

Luego llegaría uno de los platos fuertes: una cazadora del que fuera campeón del mundo Emilio Alzamora, por la que se pagó 260 euros. E incluso un mono del gran Kenny Roberts, el padre, por el que un aficionados pagó 1.000 euros. Dos pases para el paddock el día de la carrera alcanzaron el precio de 700 euros cada uno.

Para Riders For Health, que ha abierto una sede en Valencia, la iniciativa fue un éxito. Fundada por el ex piloto Randy Mamola, esta ONG cuenta con el apoyo de varias leyendas del motociclismo, cuya ayuda ha resultado vital a la hora de promover actividades y recaudar fondos para mantener vivo su fin. En el motociclismo ha encontrado la solidaridad de pilotos y aficionados. Ayer quedó patente en Valencia.

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