Malone y Payton llenan el vacío dejado por Bryant
Los Lakers de Los Ángeles y los Spurs de San Antonio abrieron con sendas victorias el campeonato de la NBA. Los Spurs se impusieron a los Suns de Phoenix (83-82) gracias a Tim Duncan. A su vez, los Lakers propiciaron una noche festiva gracias a su superioridad aplastante (109-93) sobre los Mavericks de Dallas. El partido sirvió para aliviar los conflictos internos y demostrar que con O'Neal o con Malone, con Payton o con Bryant, hombre por hombre, el conjunto angelino es el mejor.
La sensación que dejaron los Lakers es que sólo la persistencia en los actos autodestructivos impedirá que recuperen el anillo, ganado en 2000, 2001 y 2002. En este aspecto, las pendencias entre Bryant y O'Neal se saldaron con una multa a Bryant por parte del club, que lo castigó por sus declaraciones contra el pívot poniendo en duda su ética profesional y su madurez. Precisamente, Bryant, que no jugó por lesión, fue citado ayer para una comparecencia el 13 de noviembre en un juzgado de Colorado. En ella se le notificarán las penas -desde la libertad condicional hasta la cadena perpetua- que se le pueden imponer si fuera considerado culpable del delito de violación del que le acusa una mujer.
Bryant no se ha recuperado de la operación de rodilla a que fue sometido el pasado verano. Las molestias le impidieron debutar ante el Dallas y, en su ausencia, no fue precisamente O'Neal el protagonista ante la tropa de Nowitzki. El autoproclamado líder de los Lakers fue un personaje secundario. Quedó oscurecido por el magnífico debú de los veteranos Karl Malone, El Cartero, y Gary Payton. Los recién llegados demostraron que si están en California no es para tomar el sol.
Malone, procedente del Utah Jazz, estuvo a una asistencia del triple doble. Logró 15 puntos, diez rebotes y nueve asistencias. Payton, máximo anotador de la historia de los Supersonics de Seattle y que últimamente militó en los Bucks de Milwaukee, encabezó el ataque con 21 puntos, siete rebotes y nueve asistencias. Entre los dos han amarrado la franquicia en pleno rifirrafe entre O'Neal y Bryant. El técnico, Phill Jackson, mantuvo una reunìón con éstos para limar asperezas a la que también asistió Malone, a quien le ha bastado la pretemporada para convertirse en un jugador influyente en el vestuario.
"Realmente, no esperaba que hiciéramos un partido de esta dimensión", dijo luego Jackson; "no esperaba ganar por ese margen. Fue grandioso ver cómo Payton y Malone ocupaban el vacío dejado por Bryant".
La victoria dulcificó el clima tenso. De pronto, como olvidándolo todo, Bryant se presentó ante el público en pleno partido y fue a sentarse junto a O'Neal. Bromeó con sus compañeros -O'Neal ni le miró- y luego declaró que la lesión no le impedía estar con el grupo: "He hecho el indio un poco, tonteado. Soy una especie de comediante".
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