Fue a oír el "gruñido" de Dylan
A pesar de que no le gusta su voz, a la que califica de "gruñido", Marlene Czernin, de 74 años y antigua ama de llaves de Bob Dylan, no se perdió el concierto en Viena del cantante estadounidense, 12 años menor que ella y al que recuerda como una persona "apacible, tímida y buena". Hace casi 40 años, el matrimonio formado por Marlene y su entonces marido, Jack Little, estaba pasando serios apuros económicos y gracias a Albert Grossman, por aquel entonces representante musical de Bob Dylan, consiguieron trabajo en la recién adquirida casa del cantante en Woodstock (Nueva York). Marlene, que había llegado dos años antes de Austria, sin apenas dinero, a Estados Unidos, tras dejar atrás un matrimonio fracasado y cuatro hijos, no era consciente de quién era ese hombre tímido y de pelo rizado, vestido con tejanos y botas camperas, para el que iba a trabajar. "Cielos", fue lo primero que le vino a la cabeza a Marlene, cuando entró en la casa de Dylan, que como buen amante de los animales compartía su hogar con "el señor y la señora Booth", una pareja de conejos, dos perros, uno que respondía al nombre de Hamlet, y los gatos Rolling Stone y Saint Vicious. A pesar de que la suciedad se había hecho dueña de la casa, Marlene decidió quedarse. Tras sólo siete semanas de servicio en casa de Dylan, Marlene se plantó delante del artista y le comunicó que dejaba el trabajo, a lo que el cantante replicó que habían hecho "un trabajo estupendo" a pesar de haber sido la primera vez que desempeñaban semejantes tareas.-
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