El INM digitaliza los datos climáticos de los últimos 150 años
El Instituto Nacional de Meteorología generará mapas de cada metro cuadrado de la superficie española
La cartografía digital, técnicamente conocida como Sistemas de Información Geográfica (GIS), llega al Instituto Nacional de Meteorología.
Este organismo público culmina en diciembre un proyecto, iniciado hace tres años y presupuestado con medio millón de euros, mediante el cual su documentación histórica se integrará en una base de datos dinámica, dispuesta para el tratamiento informático de grandes volúmenes de información geográfica. Los datos -unos 50 GB- se depositarán en una plataforma Oracle y serán procesados y explotados con las herramientas de software geográfico de ESRI-España, responsable del proyecto.
El INM lleva 150 años acumulando datos climatológicos. Son series históricas atesoradas gracias al trabajo de miles de voluntarios (agricultores, profesores rurales, pastores...) que, sin cobrar, mantuvieron y mantienen informado al organismo de las precipitaciones y otros datos meteorológicos. Esos voluntarios forman la malla invisible de los datos del tiempo que transmiten los medios. En sus manos están las 4.424 estaciones termométricas, con toma de temperatura diaria, y las casi 10.000 estaciones pluviométricas.
Desde 1910, año en que se estableció un protocolo que sigue vigente, estos voluntarios envían cada mes, por correo ordinario, la información que recogen. Sólo 250 estaciones han sido automatizadas, algunas en lugares aislados donde cada vez hay menos humanos, otras en zonas más concurridas con el objetivo de abaratar costes de mantenimiento, muy elevados por tratarse de instalaciones a la intemperie, según explica Carlos Almarza, jefe del Servicio de Desarrollos Climatológicos del INM.
La producción de detalladísimos mapas digitales, en los que quede climatológicamente radiografiado cada metro cuadrado de la superficie, será el primer efecto de la integración de estos datos con los GIS de ESRI. Como explica Alfonso Rubio, presidente de la firma, las capas de información que manejan abarcan desde la topografía hasta la vegetación, pasando por la hidrografía, la distancia al mar, la orografía y la orientación de los vientos. Los GIS anclan dichas características en cada coordenada del terreno cartografiado.
Con la culminación del proyecto, los datos climatológicos del INM se agregarán a esos parámetros disponibles para cada coordenada. El resultado es la integración correlacionada de todo el volumen de información para su posterior tratamiento informático. El territorio formará así una malla global dividida en celdas, amplificables para su visión detallada y equivalentes cada una a 0,5 por 0,5 kilómetros de superficie real.
Los beneficiarios, según Almarza, serán los que necesiten una reconstrucción histórica de la climatología, sea con fines de investigación, de mejora de predicciones o de tipo legal, como en juicios para lograr indemnizaciones por sequía o por inundaciones en los que se deba discernir con precisión milimétrica las áreas afectadas. También para realizar cálculos que permitan determinar las primas si alguien quiere asegurar una casa contra los efectos del viento. Además, se usará para que las 15 delegaciones territoriales del INM dispongan de un servidor de mapas dotados de un amplísimo volumen de datos. A medio plazo, la información saltará a la Red con aplicaciones que permitan su uso y disfrute público.
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