Rumores
Por los mentideros de Madrid circula insistentemente el rumor de que Rato no fue investido por culpa de Acebes y no de Rajoy. Orgánicamente, el cerebro de Aznar, conectado con su dedo, señalaba a Acebes porque, al parecer, era el menos carismático de los posibles herederos y ya sabemos cuánto detesta Aznar los carismas. Además, Acebes tiene o se le ha puesto una cara de ministro del Interior que parece de diseño y utiliza con respecto al asunto vasco el mismo piñón que su jefe. Cuando Aznar mostró preferencias por Acebes ante los presuntos delfines, Rato le contestó que no, que ése no... no he estado yo esperando todos estos años para que ahora ocupe el puesto un recién llegado.
Muy mal sentaron estas palabras al señor presidente, y con harto pesar de su corazón, entre Rato y Acebes eligió a Rajoy, que siempre estaba allí, cayeran chapapotes, cayeran misiles inteligentes. Hasta aquí, la historia susurrada de lo ocurrido que, me consta, circula por la Corte y hay conjeturas sobre la tristeza repentina de Rato, a pesar de que acaba de pasar con muy buena nota la peripecia de leer su tesis doctoral sobre Economía. Es algo extraño que un ministro de Economía lea la tesis doctoral precisamente de Economía desde el cargo de responsable de la economía nacional, pero es norma que todos los sabios de España han sido algo heterodoxos, incluso alumnos retardados o tardones.
Contra el rumor del extraño triángulo formado por Acebes, Aznar y Rato, la evidencia de que el jefe de Gobierno ha dejado al ministro de Economía en la vicepresidencia segunda del Gobierno debería servir como prueba de confianza, aunque presente tarde la tesis de doctorado. Al fin y al cabo, el Che Guevara fue el jefe de la economía cubana y probablemente sólo se había leído el Manual de economía política de la Academia de Ciencias de la URSS o los escritos de Sweezey y Baran sobre tan arduas tareas. Que la tristeza de Rato, antaño, al parecer, la alegría de la huerta, sólo le dure hasta comprobar si Rajoy gana o no las elecciones de 2004. Si las gana, Rato podrá dedicarse a la economía privada y forrarse. Si Rajoy pierde, todavía el triste vicepresidente podría ser jefe de Gobierno en el 2008. Si la decisión no depende de los atributos orgánicos de Aznar.
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