Una viñeta de Gila
HACE YA MUCHOS AÑOS, Miguel Gila publicó una viñeta en la que un hombre apuñalaba a otro. "¡Pero no le mate usted!", exclamaba alguien. "Pues que no me llame asesino", replicaba el criminal. Siempre recuerdo esa viñeta cuando intento escribir sobre la política vasca. Escuché a Iñaki Anasagasti quejarse en La ventana: "Un exaltado me llamó asesino en Madrid". Después escuché la queja de Maite Pagazaurtundúa, portavoz de Basta Ya, ante la ONU: "Es que nos matan". Es tan desproporcionado que dan ganas de no perder más tiempo discutiendo y ocuparse de otra cosa. Como la frase de Mariano Rajoy: "Soy mejor que Zapatero". Curiosa frase. Es la mayor manifestación de modestia que pueda pedirse hoy a un político. Mejor que Zapatero, dice, como si fuera el no va más. Eso lo piensa incluso José Bono, quien no deja pasar día sin recordarnos la enorme autoridad moral que le da haber derrotado al gran Adolfo Suárez Illana, el Winston Churchill de Castilla-La Mancha.
Mariano Rajoy: "Soy mejor que Zapatero". Curiosa frase. Es la mayor manifestación de modestia que pueda pedirse hoy a un político
Es asombrosa la longevidad política de los presidentes autonómicos, ¿no? Los que menos duran son los vascos, a la sombra del conejito duracell Arzalluz. Habrá que ver cuánto dura Juan José Ibarrtexe. Si los políticos cotizaran en Bolsa, ¿invertiría usted sus ahorros en Ibarretxe? A lo mejor, ni siquiera Arzalluz compraría hoy ibarretxes, lo cual no quiere decir nada, por supuesto: los analistas bursátiles se equivocan a menudo.
Anasagasti razonaba que el Gobierno español crea un clima contra los nacionalistas que provoca que algunas personas, viscerales o con menos formación e inteligencia, se lancen a la calle a llamarle asesino. Suponiendo que tuviera razón (yo creo que la tiene), podría razonarse también que el nacionalismo vasco crea un clima contra lo español que provoca que algunas personas, más viscerales o con menos formación e inteligencia, cojan una pistola y peguen tiros. Como dice el bolero, se puede razonar dos cosas a la vez y no estar loco.
Esta semana tocó estar a favor o en contra de Julio Medem y su documental. A favor, los partidarios de una falsa libertad de expresión, los cómplices de los terroristas y los ingenuos. En contra, los censores autoritarios, los franquistas y los simples. También hay bobos equidistantes, y bastantes ignorantes. Una vez decidida la adscripción, se podía ver la película, pero esto último era opcional. Fácil no está la cosa. Casi invita a pasar inadvertido. Con suerte, ni te matan ni te insultan, y de paso no encabronas más.
Más fácil es escribir sobre José María Michavila, el ministro de Justicia que lo endurece todo. Es como un ministro Viagra: lo que toca lo endurece. El Código Penal, la ley del Menor, la ley penitenciaria... Tras el escándalo de los crímenes de Málaga, el ministro propone endurecer la ley del Jurado. No se puede decir de Michavila que no tenga ni idea, pero tampoco que tenga más de una. O sobre el AVE a 200 por hora de Francisco Álvarez Cascos, un visionario que ha inventado el AVE tortuga. Cualquier cosa es más fácil que resolver la viñeta de Gila: "¡Pero no le mate usted!". "Pues que no me llame asesino".
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