Pánico en Manchester
El Chelsea del multimillonario ruso Abramovich arrebata al United, a golpe de talonario, a Peter Kenyon, su director ejecutivo
Si el Madrid no fuese un club de socios, sino una sociedad anónima, y si, en vez de a Makelele, el Chelsea hubiera fichado a Florentino Pérez, su presidente, el efecto habría sido el mismo. Los hinchas del Manchester United se quedaron ayer perplejos cuando supieron que su director ejecutivo, Peter Kenyon, se iba al Chelsea del multimillonario ruso Roman Abramovich. La Bolsa de Londres respondió rápido. Las acciones del Manchester se hundieron un 3,9% por ciento. La pérdida total, estimada en unos 20 millones de euros, fue la reacción al anuncio oficial. La noticia conmocionó a todo el fútbol inglés.
Kenyon, ex directivo de Umbro y sucesor de Martin Edwards desde 2000, se labró una reputación por expandir la imagen del Manchester en Asia. Experto en gestión de marcas, superó a su predecesor en varios puntos: mejoró las relaciones con los aficionados, aumentó los salarios de la plantilla, repartió mayores beneficios entre los accionistas y fichó futbolistas a precios desorbitados: Verón, 30 millones; Van Nistelrooy, 27, y el defensa más caro de la historia, Rio Ferdinand, 45. No sólo se aprovechó de la situación económica de un club que desde hace diez años lidera el mercado. Además, mantuvo la deuda a cero y firmó contratos publicitarios con Pepsi, Vodafone y Nike.
La trayectoria de Kenyon, brillante hasta este verano, se manchó cuando fuentes de la junta le acusaron de cometer "errores de aficionado" al anunciar la venta de Beckham al Barcelona para luego venderlo al Madrid por sólo 35 millones. También le recriminaron su incapacidad para persuadir a Ronaldinho de que firmara. Pero lo cierto es que con Kenyon los hinchas se sintieron seguros y Alex Ferguson, el técnico, tuvo siempre al jugador que quiso o dejó de tener al que no quiso: Beckham.
La carta de presentación del directivo fue su adherencia sentimental al color rojo. Desde el principio se confesó fanático del Manchester y explicó que había asistido a la final de la Copa de Europa de 1968, ganada. Pero desde el lunes su fidelidad se alimenta con petróleo de Siberia, fuente principal de ingresos del dueño del Chelsea. El gobernador de la región de Chukopka y segundo hombre más rico de Rusia, Abramovich, le ha doblado el sueldo que cobraba en el Manchester elevándolo a dos millones. Que el mismo dinero, 150 millones en fichajes, sirviera para atraer a Verón hace un mes sembró las suspicacias en accionistas y aficionados. Desde que comenzó el verano han visto cómo desaparecían técnicos (Carlos Queiroz) y jugadores bandera (Beckham). El lunes partió el presidente.
"Ha sido chocante", comentó el sucesor de Kenyon y hasta ahora director de márketing del Manchester, David Gill; "como un relámpago en la oscuridad".
En marzo de 2000, Gill declaró a este periódico que el Manchester no podía permitirse el fichaje de Ronaldo o Rivaldo porque "nunca pagaría un sueldo de cinco millones a nadie". Desde entonces, gestionado por Kenyon, contrató jugadores antes prohibitivos y les pagó sueldos que superaron ampliamente esa cantidad, siempre a pedido de Ferguson.
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