Contra los malos augurios
La entidad se enfrenta a un sinfín de problemas para mantener el nivel exhibido recientemente
La crisis es tan grave que se ha despedido a gran parte de los acomodadores
En un rasgo de humildad, Benítez pidió perdón a la hinchada el día de la presentación. "Por los fallos que cometí y por los que cometeré", dijo. Y se refería en parte a sus enfrentamientos públicos con la directiva y con García Pitarch. Se pasaron el verano como el perro y el gato. Después, las aristas se suavizaron con el paso de la pretemporada. La hinchada y la plantilla se calmaron. La directiva respiró. Pero nadie se engaña: se trata de una calma tensa. Poco sólida si vienen mal dadas. El Valencia sólo eludirá el abismo si se abona a la victoria y vence así a los augures. Algo, por otra parte, que ya ha logrado en los últimos años.
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