Poca casta en Montealto
El primer festejo de la Feria de San Sebastián de los Reyes no fue demasiado brillante por mor de unos novillos que fueron más deslucidos y faltos de fuerza que ejemplo de casta y bravura. No obstante, la historia fue más o menos como a continuación se cuenta.
Luis Bolívar en su primero todo lo que hizo de valor y color fue con el capote, en los lances de recibo, como en el quite tras una breve y concisa vara que tomó el noble y muy blando novillo. Que llegó a la muleta sin fuerzas y falto de celo y reservas. Verónicas templadas, lances a pies juntos y remates de la suerte por caleserinas, revoleras o espaldinas. Un amplio repertorio de capa que resultó vistoso y muy templado en su hacer.
Montealto / Bolívar, Galán, Picazo
Novillos de Montealto, desigualmente presentados, mansos, de juego irregular; 3º, noble y 5º, manejable. Luis Bolívar: palmas y silencio. Roberto Galán: silencio y oreja. Gabriel Picazo: oreja y saludos. Plaza de San Sebastián de los Reyes, 25 de agosto. 1ª de feria. Un tercio de entrada.
En el cuarto Bolívar estuvo muy por encima, que se dice, de un novillo que tenía medio viaje y echaba la cara a las nubes en el remate de los pases. Veroniqueó con limpieza en los lances de saludo, hizo un quite por tafalleras de factura aceptable y construyó una faena de muy correcto hacer y criterio, en la que salió ganando, aunque no brillara ni tuviera resonancia en los tendidos. A ese novillo le puso dos excelentes pares el banderillero Antoñarez.
Roberto Galán al novillo castaño que salió en segundo lugar le hizo una faena de muleta voluntariosa, insistente, que precisó de bastante tesón y cierta técnica adecuada al material que tenía entre manos. Un novillo rajado y blando que apenas pasaba por ambos pitones y le costaba un mundo dar un paso. Y Roberto Galán le apretó las tuercas cuanto pudo; se esforzó en sacar muletazos sin poder conseguir ninguno mínimamente lucido. En su segundo, Galán tiró dos largas cambiadas en el saludo de capote. El novillo fue manso, pero manejable, y en el último tercio, toreó limpio y a ratos templado, casi siempre por el pitón derecho, una faena desigual y entonada que le valió una oreja después de cobrar una estocada delantera.
Gabriel Picazo toreó muy templado de capote a su primero. El trasteo muleteril tuvo armonía y ese toque personal es propio de quien hace la suerte con empaque. Dos series templadas por ambos pitones de plasticidad y un tinte de especial relevancia. En el sexto, deslucido, volvió a demostrar su buen estilo, en concreto en los pases de pecho de pitón a rabo.
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