Más despojos que trofeos

El esportón de orejas que se cortaron no se ajusta a lo sucedido en el ruedo. Tal cascada de despojos obedece más a la provocativa actitud de los banderilleros que, con el más absoluto de los descaros, arengaba a la gente sin el mínimo recato. Es una costumbre, una mala costumbre, que ya es lamentable moda en cualquier plaza. Y, mientras, la autoridad, burlada y desautorizada, lo permite. Allá ellos. Pero cada vez pintan menos.

Para que se cortaran tantas orejas, en este caso más despojos que trofeos, además de lo antedicho se lidió una noble, con poca fuerza y de escasa raza, corrida de Parladé. Con la que Esplá estuvo pinturero, primero, y serio, después; Encabo, desconfiado en el segundo, y más centrado en el buen quinto; y Ferrera, muy crispado, vociferante y populista. Por cierto, Esplá fue cogido de mala manera al poner banderillas al tercero. Todo quedó en un susto.