España se juega el pasaporte olímpico

A un paso de Disneylandia, en Anaheim (California, Estados Unidos), los mejores gimnastas del mundo, entre ellos la española Elena Gómez, luchan desde hoy por una plaza para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y por las 72 medallas que distinguirán a los mejores.

En una atmósfera de enorme expectación, es difícil saber quién dominará los Mundiales del centenario de una de las tres grandes disciplinas olímpicas. No cabe un Michael Phelps que rompa un récord tras otro. Éste es el torneo de lo imposible, de ver quién es capaz de hacer el ejercicio más difícil con el menor número de incorrecciones: los hombres, en seis aparatos (suelo, potro con arcos, anillas, salto, paralelas y barra fija); las mujeres, en cuatro (salto, paralelas asimétricas, barra de equilibrio y suelo).

Muchas de las caras de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y de pasados Mundiales son las que aparecen en las quinielas. Se habla de Svetlana Jorkina, la rusa que fracasó en los dos últimos Juegos, una Kurnikova de la gimnasia que ahora gana títulos: a sus 24 años de edad, es la vigente campeona del mundo.

Los 12 primeros equipos tendrán derecho a participar en los Juegos del año que viene. España se juega el pasaporte para Atenas. Las mujeres, con Elena Gómez al frente, no deberían tener problemas. Pero, salvo la campeona del mundo y la olímpica Sara Moro, el equipo es nuevo. A pesar de ello, resolvió sin problemas el ensayo general y fue de las pocos que despidió sus ejercicios con fuertes aplausos.

Lo de los hombres es más complicado. Y eso que, en su mayoría, son los de Sydney. Falta el único campeón olímpico, Gervasio Deferr, pero se ha recuperado a Jesús Carballo, aunque lejos de su mejor momento. La competencia, sin embargo, es mayor y el antecedente peligroso: en los últimos Mundiales, el equipo quedó el 14º.