La batalla de Lepanto
La periodicidad, como ocurre en muchas de las celebraciones que no tienen carácter anual, ha ido cambiando. Es muy complejo organizar unas fiestas de las características de la Batalla de Lepanto en un municipio como el palmero de Barlovento, que no llega a los seteciento
s habitantes. Pero entusiasmo no les falta, ni capacidad de trabajo (las celebraciones tradicionales exigen muchísima entrega y generosidad por parte de todos sus integrantes). Así, después de tres años, las naves de turcos y cristianos volverán a surcar, el 17 de agosto, los campos destinados antaño a cultivos, con el barranco del Pilón al lado, los espectadores y la imagen de la Virgen enfrente y el océano Atlántico por horizonte.
El majestuoso velero blanco cristiano va a las órdenes de don Juan de Austria; los tres o cuatro lanchones otomanos, mucho más modestos, llevan velas negras y rojas y están bajo el mando de Alí Bajá. Las respectivas tripulaciones cargan con el entramado de papel y cartón en forma de navíos, agarrándolos desde dentro y haciéndolos navegar milagrosamente. Van y vienen entre nubes de polvo y aroma de pólvora. Luchan, en honor a Nuestra Señora del Rosario, por la conquista de un castillo hecho también de palos y papel sobre la vieja estructura de una sencilla casa terrera. Los argumentos, además de bélicos, son dialécticos, diálogos en verso escritos por mano anónima, que suenan aún mejor mecidos por el acento palmero, con "¡Viva la Virgen María!" del lado de la cruz, y "¡Viva Turquía!" en boca de la media luna. El desenlace es bien sabido: los turcos son hechos prisioneros y conducidos a la iglesia, donde les quitan las cadenas, símbolo de su derrota. Luego, juntos, acompañan a la patrona en procesión por las calles de Barlovento; en 1997, y después de unos treinta años sin interpretarse, se recuperaron dos loas cantadas en su honor.
La devoción a Nuestra Señora del Rosario está muy extendida en Canarias. A su intervención se atribuye la victoria de la armada cristiana en el golfo de Lepanto, el 7 de octubre de 1571. Otra fiesta, La Librea de Valle Guerra-La Laguna, recuperada en 1982, rememora la célebre batalla en la que Cervantes perdió un brazo.
- Información: 922 42 62 12
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