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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La puritita verdad

Lamento sinceramente el enfado de los promotores en España de Los Tigres del Norte, pues lo pasé muy bien en su concierto, al que asistí acompañada de buenos amigos mexicanos. Pero, para hacer honor a la puritita verdad (que no purita, como ustedes escriben, amigos promotores), me veo obligada a defenderme de sus injustas acusaciones acerca de mi columna "Porros, narcocorridos y Dios", porque creo, también sinceramente, que ustedes no la han leído bien. En ningún momento aludí a lo que pueda o no consumirse en los camerinos de los músicos, pues no tuve el gusto de llegar hasta allí. Entre el público, sin embargo, sí se consumían sustancias ilegales, cosa que defiendo, puesto que, en lo que a drogas se refiere, soy antiprohibicionista.

Consecuentemente, en ningún momento me "extrañé", como ustedes señalan, de que allí se fumaran porros, sino todo lo contrario, ni encontré "temas punibles" en las canciones de Los Tigres del Norte, sino que me referí a su contenido como ejemplo de la contradicción que suponía la amenaza al respecto del ministro Acebes y la programación por un Ayuntamiento de su Gobierno de un concierto en el que, por poner un solo ejemplo, se dedicaron (aun irónicamente) temas al doctor Pablo Escobar (quizá es que todos estábamos demasiado embriagados por los acordes y la simpatía de los músicos y no entendimos bien).

Me piden que diga en "qué canción, de las quinientas de su repertorio, se hace apología de las drogas". No lo haré, precisamente porque rechazo ese concepto (apología), y de eso trataba mi columna. Lo que sí puedo es relacionar una serie de títulos en los que se alude (término que yo utilicé; lo de la "¿apología?" era sarcasmo y crítica, de ahí el entreguionado y la interrogación) a la cuestión de las drogas; sin ir más lejos, Contrabando y traición, germen de La Reina del Sur, novela de Arturo Pérez-Reverte cuya protagonista es la narcotraficante Teresa Mendoza, trasunto de esa Camelia la Texana sobre la que versa uno de los que han venido a conocerse no sólo popular, sino también comercialmente (de eso saben ustedes más que yo, porque como tal los venden) como narcocorridos. Otros títulos: La banda del carro rojo, Jefe de jefes, La mafia muere, Las mujeres también pueden...

Por cierto, que en el número 58 de la revista Cáñamo (dedicada a la cultura del cannabis y una de las señaladas por el dedo acusador de Acebes), 'Dossier México', octubre 2002, podemos también disfrutar de una entrevista con Los Tigres de Norte, en calidad de representantes de esa recuperación del género que integra el tema de las drogas como una realidad ineludible de la cultura y la sociedad mexicanas. Por cierto también: jamás he visto una foto de ellos con armas, aunque en el concierto del Conde Duque gozamos sobremanera con los disparos enlatados que ilustraron algunos de sus temas.

Aunque tengo probada mi preocupación e indignación política por otros problemas tratados por el grupo mexicano ("las condiciones laborales de los latinoamericanos en EE UU, los espaldas mojadas, la represión política"), no me referí a ellos porque no era el tema sobre el que escribía. Es una pena que ustedes tachen eso de "amarillismo" y hayan velado con su confusión el verdadero asunto de mi columna: la creciente amenaza y represión de los Gobiernos español y madrileño del PP, a los que ustedes, sorprendentemente, justifican frente a mis críticas. Vaya mi admiración por Los Tigres del Norte y ¡viva México!

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