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'El tiempo de los gitanos' se despide en Madrid

El espectáculo El tiempo de los gitanos, que se despide hoy en el Conde Duque de Madrid, la ciudad en la que se presentó por primera vez hace tres años, va a reunir durante casi tres horas a más de 40 músicos. Participan los grupos rumanos Taraf de Haïdouks y Fanfare Ciocarlia, la cantante macedonia Esma Redzepova y Gitanos de Rajastán. En Rumania viven 2.500.000 gitanos, mientras que en España son alrededor de 700.000. "Tenemos en común la música, la manera de ser y vestirnos, pero no hablamos el mismo idioma", dice Ionitsa, de Taraf de Haïdouks. "Los gitanos hacemos la música de los países en los que vivimos".

Tanto Taraf de Haïdouks como Fanfare Ciocarlia están formados por músicos de edades que van de los 20 años a los 80. Los instrumentos de Taraf son violín, acordeón, clarinete o contrabajo, mientras que en la Fanfare tocan metales a toda marcha. "Todos los bailes tradicionales en Rumania son rápidos", explica Oprica Ivancea, su portavoz.

"Se produjo una fascinación del Kronos hacia músicos que no saben leer música y de Taraf al ver a músicos que tocan sus piezas tras haberlas escrito en un papel", cuenta Michel Winter, el belga que representa a Taraf de Haïdouks, al evocar su grabación con Kronos Quartet. "Ellos eligieron un tema y un año más tarde nos encontramos para grabarlo. El problema es que tocaban exactamente lo que habían oído en el disco, pero el tema había evolucionado y ya no sabíamos tocarlo de aquella manera. Cuando empezamos a tocar, los de Kronos miraban las partituras y decían '¡pero no es eso!", recuerda Ionitsa riendo.

Los dos grupos salen en documentales -en Iag bari, Fanfare, y Taraf, en Latcho drom, sobre el periplo de los gitanos-. Los Taraf de Haïdouks han participado como músicos y actores en The man who cried, de Sally Potter, con Cate Blanchett y Johnny Depp, que le regaló a Ionitsa un acordeón nuevo y los invitó a pasar una semana en Hollywood. Allí precisamente acaba de estar estos días la Fanfare Ciocarlia: "A Danny Elfman, compositor de las bandas sonoras de Spiderman, Chicago o Hulk, le pareció increíble nuestro disco y nos quería en su fiesta de cumpleaños. Con la mundialización y esa uniformización cada vez mayor se produce una auténtica necesidad de regresar a las fuentes. Cuando te encuentras con grupos como éstos es como, de repente, encontrar algo que habías perdido".

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