La primera piedra de cuatro años de obras
Arranca la construcción del túnel ferroviario Atocha-Chamartín
El ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, pusieron ayer la primera piedra de la obra que va a levantar el centro de la capital durante cuatro años: la construcción del túnel ferroviario Atocha-Chamartín, que implica además abrir una macroestación en la Puerta del Sol. Ruiz-Gallardón anunció que una comisión formada por técnicos del Estado, la Comunidad y el Ayuntamiento se reunirá una vez al mes para tratar de minimizar las molestias a los vecinos.
Fomento pretende descongestionar el actual túnel que une Atocha con Chamartín construyendo uno paralelo de 8,2 kilómetros, con paradas en Sol y Nuevos Ministerios, para los trenes de cercanías. La obra costará 266 millones de euros (más de 44.000 millones de pesetas) y será financiada por lo que Álvarez-Cascos y Ruiz-Gallardón llamaron "modelo alemán": las empresas adjudicatarias -en este caso, FCC, Dragados y Ferrovial- pagan todos los gastos por adelantado y sólo cuando entregan la obra terminada al Estado le pasan la factura. Eso ocurrirá en un plazo mínimo de 28 meses y máximo de 47, según los cálculos del ministerio.
Los trabajos de la macroestación de Sol se irán realizando por zonas en varias fases, pero el resultado será que la Puerta del Sol y Gran Vía estarán patas arriba durante casi cuatro años. La estación de metro de Gran Vía permanecerá cerrada 30 meses, aunque la Comunidad aún no ha precisado a partir de cuándo.
El alcalde, que hasta ahora prácticamente no había abierto la boca para expresar su opinión sobre el proyecto, quiso subrayar ayer que la construcción del nuevo túnel, que levantará cientos de metros cuadrados de acera, supondrá "devolver la calle a los ciudadanos" gracias a la "apuesta por el transporte público". Ruiz-Gallardón aseguró que los madrileños podrán disfrutar como cualquier otro año de la celebración del Año Nuevo en la Puerta del Sol, porque "se acotarán espacios y se adoptarán medidas de seguridad".
También anunció el regidor que se ha constituido una comisión de seguimiento, integrada por técnicos de las tres administraciones, para vigilar la ejecución de los trabajos y proponer medidas que mitiguen las molestias a comerciantes, vecinos, peatones y conductores. Esa comisión se reunirá al menos una vez al mes. Tanto Ruiz-Gallardón como Álvarez-Cascos apelaron a la "solidaridad" de los vecinos de Sol, y en especial a la de los comerciantes, muchos de los cuales tendrán que cerrar sus locales durante meses.
Menos delicadeza mostró el alcalde al referirse a los grupos municipales de PSOE e IU, que han criticado duramente la obra y a los que acusó de "oponerse por oponerse". A continuación, se remontó nada menos que a 1933 para recordar que fue el Gobierno de izquierdas de Manuel Azaña el que inició la construcción del actual túnel de la risa entre Recoletos y Chamartín. "Muchas cosas han cambiado en España para que hoy sea el PP el que apuesta por el transporte público", dijo Ruiz-Gallardón, que no precisó si considera equivalentes las condiciones viarias y de volumen de población afectada de 1933 y de 2003.
La portavoz de IU, Inés Sabanés, señaló más tarde que su grupo "no se ha opuesto al desdoblamiento del túnel entre Atocha y Chamartín", sino a la construcción de la macroestación de Sol, una solución "muy complicada" que se hace "sin declaración de impacto ambiental [el Ministerio de Medio Ambiente eximió de ese informe a Fomento hace un año]" y que acarreará serios problemas a comerciantes y vecinos. Sabanés emplazó a Ruiz-Gallardón a "explicar en detalle a los ciudadanos cuál es la viabilidad de esa nueva estación".
Más afectados
El Ministerio de Fomento ha remitido una carta certificada a más de un centenar de vecinos y comerciantes de la calle de la Montera en la que les informa de que a partir de este momento se les reconoce su condición de afectados -y, por tanto, con derecho a pedir indemnizaciones- por las obras del nuevo túnel ferroviario Atocha-Chamartín, según informó ayer a Europa Press un portavoz de la Asociación de Vecinos y Comerciantes de Montera y Adyacentes (AVCMA).
Así, a los 47 comercios que en un principio fueron admitidos como afectados por encontrarse su entrada a nivel de calle se suman ahora otros ubicados en sótanos y primeras plantas, o aquellos cuyo acceso se vea dificultado por las obras.
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