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Entrevista:RAFA PASCUAL | Capitán y máxima estrella de la selección española de voleibol

"No hay dinero, ni cantera, ni gente profesional que venda este deporte"

La Liga Mundial de voleibol comienza hoy en el Palacio de Vistalegre de Madrid. Es una de las cuatro grandes competiciones del deporte de equipo que más ha evolucionado en reglamentos y marketing en los últimos 15 años. España, que está en la élite desde su gran salto en los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona, donde asombró con su octavo puesto, tiene la gran oportunidad de saldar su asignatura pendiente con la subida a un gran podio como ya hicieron el baloncesto, el balonmano, el waterpolo y el hockey. En la Liga Mundial ha sido quinta en 1999 y sexta en la anterior edición de 2002. Ahora, puede aprovechar una de las inversiones publicitarias de la candidatura olímpica Madrid 2012, que paga por esta Liga un millón y medio de euros. Así se podrá ver en la capital el mejor voleibol del mundo, en el que sigue destacando el jugador más cualificado y de mayor proyección internacional. Rafa Pascual, tras estar valorado ya como el número uno en su exilio dorado de Italia, lo refrendó en el Mundial de 1998, en Japón, donde llevó a España a otro octavo puesto y se convirtió en un icono del público. A sus 33 años, este trotamundos tuvo luego un bajón deportivo y personal, pero se recuperó y sigue siendo referencia en una selección que casi no se renueva por falta de jugadores.

"Estamos en la élite y sólo ha habido altibajos en haber tocado la medalla sin cogerla"
"Yo sigo aquí porque no sale gente joven. En otro equipo me habrían echado ya hace tiempo"

Pregunta. El voleibol explotó en Barcelona, donde fallaron otros deportes de equipo, pero le falta la medalla...

Respuesta. El boom fue a nivel de comunicación, porque nos hicimos ver, tuvimos una oportunidad muy grande al jugar como organizadores, porque si nos hubiéramos tenido que clasificar por nuestros medios quizá no habríamos estado. Y además tuvimos el apoyo económico para prepararlos y mucha gente surgió de la nada. El voleibol no adquirió más nivel que el que tenía, lo que pasa es que fue un momento de protagonismo del deporte español muy importante y estuvimos ahí. Después cogimos un buen hilo, una buena manera de trabajar. La federación descubrió un poquito cómo se tenían que hacer las cosas. Con Gilberto Herrera empezamos a trabajar muy duro lo que era realmente el voleibol internacional y desde entonces hemos ido progresando siempre. Ahora mismo podemos perfectamente ganar medalla.

P. Pero ha habido altibajos.

R. Sí, pero nada más en haber tocado la medalla y no haberla cogido nunca. Desde Barcelona nos hemos clasificado prácticamente para todo entre la élite y estamos considerados entre los diez mejores equipos del mundo. Esto es haber hecho un trabajo muy bueno. ¿Y no basta? Hombre, hay deportes que a veces consiguen una medalla olímpica y luego se olvidan. Nosotros nos mantenemos, pero sí haría falta para que la Liga, los equipos y la gente que no se interesa por este deporte lo hiciera. Que de verdad se hiciera un campeonato con nivel económico espectacular. Porque afición hay, pero no una estructura para ofrecer una continuidad bonita y que los medios de comunicación se interesen.

P. Por eso al no haberla aquí los mejores emigran...

R. Evidentemente, muchos hemos escogido irnos a otros campeonatos que ya estaban organizados, donde las condiciones económicas y para el deportista son mucho mejores. Y entonces pasa lo de siempre, que en vez de mejorar aquí te vas a buscarlo fuera y se deteriora todavía más la imagen interna, salvo algunos casos concretos, dos o tres equipos, pero que que no son un campeonato.

P. El balonmano, por ejemplo, salvo alguna excepción, ficha extranjeros y ha ganado medallas. ¿Qué le falta al voleibol?

R. El balonmano ha tenido muchísima suerte de tener uno de los mejores equipos del mundo, que es el Barcelona. Para el voleibol fue una pena la desaparición del Real Madrid, del Atlético de Madrid y del mismo Barcelona, aunque creo que tiene un equipo por ahí, entre el polvo. Eran unos clubes muy importantes a nivel de imagen y de seguidores. Si el Madrid sacara un equipo de balonmano sería muy bueno. Esos nombres arrastrarían patrocinadores, pero no es la única salida. ¿Por qué no hemos conseguido dar un golpe fuerte como ha dado en tan poco tiempo el fútbol sala, por ejemplo? Lo ha hecho con muchos patrocinadores no especialmente grandes. La gente ha trabajado, quizá inviertiendo antes de pedir, y ha salido porque en España somos gente que seguimos mucho el deporte, nos gusta.

P. También salen pocos jugadores ¿es un problema de gestión?

R. Se trabaja muy poco la cantera. Al tener poco apoyo económico, el dinero se gasta en hacer un equipo, pero no un club. No hay dinero ni gente profesional que se dedique a estas cosas, que venda este deporte, que haga ver lo que se puede sacar. Somos una selección que no nos hemos puesto nunca una publicidad en la camiseta, pese a estar en todas las televisiones. Pero es difícil, aunque creo que lo han intentado. Yo sigo aquí y una de las razones es por esto, porque no hay relevo. En otro equipo ya me habrían echado hace tiempo, pero no sale gente joven con la cantidad que producen otros países. Por eso la renovación es tan difícil. Estamos luchando siempre los mismos desde hace mucho tiempo y otros países pueden dar descansos sin bajar el nivel.

P. ¿No basta una estrella para lanzar un deporte?

R. Sí hace falta, pero he conocido muchos deportistas amigos de primera línea, de quitarse el sombrero, que han ganados sus medallas y nunca han podido tener ese boom de su deporte. Como algunas de mis amigas del hockey, que ni siquiera consiguieron cinco millones de pesetas para quedarse aquí en Madrid.

P. Rafa Pascual, después de jugar en España, se marchó a Italia en 1993 y ahora vuelve tras pasar por Francia, Puerto Rico y Japón. Casado, con dos niños, separado y con una nueva pareja, es un trotamundos. ¿Está feliz con su vida errante?

R. La sufro un poco a nivel personal. Es duro dejar la casa, la familia e irte fuera. Yo estoy terminando una aquí y me voy otros dos años a una de alquiler. Es muy difícil y me complica la vida. Por lo demás me ha enriquecido muchísimo.

P. ¿Cómo superó el bajón después del Mundial 98?

R. Fue duro. Después de ser elegido mejor jugador del mundo me pudo psicológicamente la presión y se juntó que en esos años me separé. Me marché de Italia porque el Cuneo tenía problemas económicos y tras pasármelo bien en Japón volví a Italia, pero tardé en recuperarme. Tuve que cambiar de posición, de rematador a receptor.

P. ¿Y hasta cuándo jugará?

R. Por técnica y experiencia podría seguir tiempo, pero la pregunta es ¿a qué nivel? Mientras siga en Italia y con el equipo nacional, sí, porque estaré en la élite. Después ya no me gustará tanto.

Rafa Pascual se lamenta tras una jugada en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.
Rafa Pascual se lamenta tras una jugada en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.BERNARDO PÉREZ

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