"La poesía surge como una especie de patria sin mercado"
Portavoz de Izquierda Unida en el Congreso, Felipe Alcaraz (Granada, 1943) es también escritor. Alcaraz acaba de publicar el poemario Navegación de silencio en la Colección Hipocampo Amigo (Litoral Das Rias, SL, en Poio, Pontevedra). Profesor de Crítica Literaria y Lingüística en la Universidad de Jaén, Alcaraz dejó la docencia con un permiso especial y centró su actividad en la política. Ha publicado cuatro novelas (Sobre la autodestrucción y otros efectos, Informe de una toma de partido en literatura, El sueño de la libertad y Amor, enemigo mío) y otros dos libros de poemas, Azahar y caballo (1986) y Conspiración de olvido (1988).
Pregunta. ¿Cuándo empezó a escribir poesía?
Respuesta. Empecé escribiendo novela hacia 1974 o 1975. Realmente comencé a escribir poesía hacia 1984 o 1985. Antes de publicar mi primera novela había escrito cientos de folios de prosa. La poesía surge como una especie de patria sin mercado. Sabes que te diriges a un mundo muy minoritario. Destilar el lenguaje hasta sus últimas consecuencias tiene bastante atractivo.
"Sólo puede entender el mundo quien tiene una visión desde la extranjería"
"El atlantismo y la política neoliberal uniforman y acaban con la diferencia"
P. ¿Por qué escribe poesía?
R. Quizás escribo poesía porque no es obligatorio. Escribir poesía es un golpe de libertad. Cuando surge el público en el siglo XVII, que fundamentalmente se expresaba como público de teatro, la poesía ni siquiera era publicada. La poesía no ha logrado entrar en el mercado con las excepciones de Luis García Montero y Joaquín Sabina. El propio García Montero dice que la poesía no sirve para nada, excepto para cortarle el cuello a un rey o enamorar a una muchacha. La poesía es un discurso que se mantiene a pesar del mercado y su proyección minoritaria. Parece que los lectores de poesía están en el 0,1%. Sin embargo, he estado en pueblos donde lees a César Vallejo y la gente se conmociona. La poesía siempre convierte la realidad en conocimiento. Y la gente admira ese lenguaje.
P. Alguien dijo que el pan sirve para no morir y que la poesía sirve para vivir.
R. Los latinos decían: "vivir no es necesario; navegar sí". Los clásicos decían: "La poesía es imprescindible; pero no sé para qué". La poesía sirve para batallar contra esta filosofía del atlantismo que unifica y uniforma.
P. En 1988 publicó un poemario que se llamaba Conspiración de olvido, un título que parece adecuado para estos tiempos.
R. Es un título que sintetiza la trayectoria vital de Luis Cernuda y de otros muchos poetas. El silencio y el olvido son el mayor poder porque parece que nadie los ejerce. El silencio y el olvido te sitúan fuera de juego de una manera dolorosa. Soy un poeta frente a la ideología dominante. A los comunistas se nos ha publicitado con la idea de que queremos acabar con el yo, como si fuéramos un ejército. Pero son el atlantismo y la política neoliberal los que uniforman, disecan y acaban con la diferencia.
P. Ha esperado 15 años para publicar Navegación de silencio.
R. Este libro es como la vuelta del yo. Uno se descubre a sí mismo con capacidad para ser yo, pero yo crítico y yo solidario. Se produce un reencuentro. Y, al final, te preguntas: "¿qué tengo?". Y respondes: "Te tienes a ti mismo como yo solidario".
P. ¿Por qué ha elegido ese título para el libro?
R. El término "vida" tiene connotaciones basadas en la resignación. Como decía Pío Baroja con el título de una de sus novelas: La vida es ansí. Uno apuesta, hace una larga navegación. El silencio es lo que te ha acompañado durante la navegación. Ulises regresa a Ítaca y sólo lo reconoce su perro. Ulises encuentra la gran batalla de haberse instalado en un viaje que no va a terminar. Es la lucha que no termina. Rilke decía: "¿Quién habla de victoria? Sobreponerse es todo".
P. La primera parte del libro se llama Generación maldita.
R. En pleno franquismo decidimos saltar de aquella patria inhóspita sin saber a dónde íbamos a caer. Luchamos a tope. Muchos se quedaron en el camino. Y el resto continuamos como una generación maldita que no sabe ni puede retroceder. Y esto ocurrió en una época, el siglo XX, que ha sido el siglo más lleno de guerras que imaginar se pueda. Me imagino a Madame Bovary, en el momento en que la presión social la hizo hablar. Pero Madame Bovary habló pactando su discurso. Cuando rompes ese silencio de Madame Bovary, es que pactas tu discurso.
P. Política de amor es el título de la segunda parte del libro.
R. Es una cita sacada de un soneto de Shakespeare. Intenta adentrarse a través de esa filosofía de Camus, que dice que el amor es el afán de envejecer juntos. García Montero desarrolla esa idea y dice que sólo se ama aquello que envejece. Y aparece el amor de tipo carnal con una cita de Antonio Machado: "Cosas que ignora Don Juan".
P. La tercera parte se titula Para una épica del silencio.
R. Ahí vuelve Ulises. Y se encuentra con que tiene que convertir la memoria en conocimiento. Aparece entonces el tema de una especie de ironía en sentido más etimológico. Es una contradicción que te empuja a seguir instalado en la batalla.
P. Escribe en uno de sus poemas: "Yo aprendía a valorar / desde una ciencia nueva / la dignidad de los perdedores".
R. Se habla de alguien que es convocado a una batalla desde una ideología antidominante. Cuando se descubre que el adversario es muy fuerte, si tú resistes, aparece una especie de dignidad que es dable de recoger en poesía, que tiene esa fuerza semántica de la poesía.
P. Dos de sus versos dicen que "el hombre no es otra cosa / que la mirada compungida de un perro".
R. El perro es un animal de mirada. El hombre es el mejor amigo del perro y no al contrario. El tema de la lealtad lo reflejo en dos metáforas: la mirada del perro y la materia, que es la madera. Porque de ahí viene el nombre. Recuerdo el caso de Canelo, aquel perro de Cádiz que permaneció durante años en la puerta de la enfermería esperando a su dueño. El hombre se constituye desde la mirada del perro.
P. "Uno es siempre extranjero", señala otro de sus versos.
R. Es la gran consecuencia de la posición crítica frente al mundo. Sólo puede entender el mundo quien tiene una visión desde la extranjería. Uno siempre debe ser extranjero, incluso en su propio país. Si no eres extranjero, nunca podrás entender la inmensa injusticia del mundo. Las fronteras y los propietarios nos pueden llevar a una situación de imposibilidad de entendimiento.
P. ¿Qué aporta la poesía a sus intervenciones en el Congreso?
R. La poesía me permite estar al margen del discurso políticamente correcto y generar un discurso que no se deja asimilar por la explicación de las cosas desde la ideología dominante. Esto es muy importante. En una ocasión terminé un discurso sobre la guerra en el Congreso con un poema completo de Luis García Montero. Esto generó una conmoción que yo no esperaba. Hubo personas que me llamaron por teléfono para decirme que habían llorado tras escuchar el poema.
P. Además de poeta, es usted un narrador. Ha publicado cuatro novelas.
R. Estoy intentando escribir mi quinta novela. Es una novela que trata sobre la manzana de los vigilantes, que es la manzana del Congreso. Y es también el sitio donde termina la excursión esperpéntica de Max Estrella y Don Latino de Hispalis en Luces de bohemia.
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