La invasión de las pantallas gigantes
Los complejos de ocio de la periferia ofrecen salas de grandes dimensiones, frente a los minicines que abundan en la capital
Hace cinco años los masto-dónticos complejos de cines de la periferia competían por ofrecer el mejor sonido y la mejor imagen. Pero una vez alcanzada una calidad digital casi insuperable, la lucha es por la mayor comodidad y los servicios complementarios: pases privados, guarderías, exposiciones... Los exhibidores aspiran a que el público no sólo pase dos horas delante de una pantalla, sino a que esté gran parte del día en el mismo centro de ocio. A la oferta se une ahora Madrid Xanadú, un complejo que va más allá y da al espectador la posibilidad de esquiar en una pista cubierta o conducir un kart. Todos proyectan prácticamente sólo éxitos comerciales y condenan a muchos títulos a la cartelera de museos, bares, salas de teatro, sindicatos y universidades. Comparten sus facilidades para el aparcamiento, sus vestíbulos inmensos, butacas tan cómodas como los sillones de casa, apoyabrazos tan anchos que evitan los codazos y una diferencia de 1,2 metros entre filas de asientos.
Kinépolis. Este megaplex de Pozuelo, pionero en Madrid, tiene el mayor aforo de Europa, según el Libro Guinness de los récords de 2002. Sus 25 salas, la mayor con una pantalla de casi 250 metros cuadrados, pueden acoger a 9.976 espectadores en una misma sesión. Pese a su programación comercial, Kinépolis quiere apoyar otro tipo de cine. "Hicimos, por ejemplo, un ciclo con la excusa de Halloween y preparamos uno de cine independiente con una distribuidora pequeña", explica Jaime Pérez, del departamento de Mercadotecnia y Programación. Sus cifras impresionan: "La pasada semana tuvimos unos 70.000 espectadores, pero en Navidades llegamos a los 100.000 y en temporada baja no bajamos de los 45.000", calcula Pérez.
En los primeros tres años afirma que acudieron a sus salas más de 10 millones de personas. Este éxito explica la apertura de un Kinépolis en Valencia y próximamente en Granada. Por su estratégica ubicación reciben público de muchos puntos de la región: Carabanchel, Aluche, Alcorcón, Pozuelo de Alarcón, Boadilla del Monte... Desde junio y hasta mediados de septiembre, el complejo hace preestrenos para niños los sábados, las Mañanas mágicas, con actuaciones. Y desde hace poco algunos preestrenos de alfombra roja clásicas de la Gran Vía se celebran allí.
UGC. "Nosotros queremos llegar a todos los públicos de todas las edades y de todos los gustos. En complejos grandes como éstos, 16 salas (3.400 butacas) en la calle de Méndez Álvaro y 20 (5.100 asientos) en Getafe, es posible programar éxitos comerciales y buenas películas que termina viendo no una minoría, sino una mayoría", argumenta Álvaro Postigo, director de Explotación y responsable de Programación de UGC. "Intentamos programar dos ciclos por temporada. En septiembre repetiremos uno de cortos, SGAE en corto, hacemos pases especiales como el de Kárate a muerte en Torremolinos y estamos preparando un ciclo de cine chino inédito", continúa. UGC pretende crear "un entorno diferente" y ofrece actividades paralelas -exposiciones de fotografía y pintura, pases de moda- en el mismo recinto. A diferencia de los cines de la calle de Méndez Álvaro, construidos en 1997, los de Getafe, de 2001, tienen grada curva en el anfiteatro "que permite a los de las esquinas ver casi como los del centro", explica Ángela Jiménez, responsable de mercadotecnia. En ambos cines, un bucle magnético permite a las personas con problemas auditivos oír mejor.
Diversia. La compañía surafricana Ster Cine, dueña de los cines Diversia, de Alcobendas, asegura tener la pantalla cineplex más grande de Europa, de 260 metros cuadrados, equivalente a cuatro plantas, en una sala con 565 butacas. "Los 12 cines son en graderío y con la pantalla más grande que permite la sala", dice Blanca de Pedro, directora de Taquillas. "Además, usamos cortinas que crean un ambiente más acogedor y que favorecen el sonido", prosigue. Abrieron en diciembre de 2001 y su apertura provocó, piensa De Pedro, el cierre de los cines de La Gran Manzana y los Royal. Cada hora de proyección se eleva medio grado la temperatura de la sala para compensar la disminución de temperatura corporal que produce la inmovilidad en los espectadores.
Xanadú. El pasado 16 de mayo abrió en Arroyomolinos este complejo anunciado como el mayor conjunto de ocio y comercial de Europa, que cuenta con un parque de nieve, 200 tiendas, 15 salas de cine, 30 restaurantes, una bolera, un parque infantil y una pista de karts. La afluencia de espectadores al cine está por el momento por debajo de las previsiones. "Recibimos entre 15.000 y 20.000 personas a la semana, una cifra aún pequeña", señalaba la semana pasada Ricardo Gil, director de mercadotecnia y relaciones públicas de Cinesa. "Es complicado hacer un plan de viabilidad, y se están haciendo encuestas", subrayó. "Nuestras pantallas son lo más grandes que se puede en proporción a la sala. La mayor, de unos 190 metros cuadrados, y la menor, de 54 metros, para un aforo de 150 personas. Además, ofrecemos acceso y 30 espacios para personas minusválidas físicas".
Películas sin subtítulos
Las salas de versión original no se sienten amenazadas por el auge de los megaplex. O al menos eso dice Enrique González Macho, dueño de los cines Renoir con 16 salas en la capital y cuatro en Majadahonda: "Exhibimos un cine más selecto, minoritario, dirigido a un público diferente", afirma. Los discretos intentos de implantar la versión subtitulada en las grandes salas no funcionan, según los megaplex, pese a que la gente en principio lo demanda. "En Kinépolis programamos hace cuatro años tres películas y no funcionó. Iba más o menos un 75% menos de gente que a la sesión doblada", argumenta Jaime Pérez, del departamento de mercadotecnia.
Una opinión que comparte Ricardo Gil, de Cinesa: "No nos lo planteamos en Xanadú. En Murcia, Santiago de Compostela y Cádiz no ha ido bien. Si no hay una gran oferta de películas subtituladas, no una sola sala, la gente sigue en sus circuitos". Álvaro Postigo, de UGC, empresa que a veces exhibe subtituladas en ciclos especiales, lamenta que las escasa copias en versión original, a veces no más de dos, se quedan en el circuito de siempre. Por eso en Diversia programan en las primeras sesiones películas subtituladas ya estrenadas en una de sus salas entre semana. "Estamos en La Moraleja [Alcobendas] y aquí muchos extranjeros las demandan. Llevamos dos meses y viene un poco menos gente que en las otras sesiones", señala Blanca de Pedro, directora de taquillas. A Carmen Ruiz, residente en Alcobendas, y espectadora semanal de versión original, le sabe a poco: "Es buena la intención, pero si eres una cinéfila como yo, no te compensa esperar cinco meses para ver un estreno. Te vas a Madrid".
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