"Prometí a mi padre el ascenso"
Podría haber seguido en la Primera División. "Ofertas no me faltaban", dice Paco Flores (Barcelona, 1952), el entrenador del Zaragoza y ex del Espanyol, con el que ganó la Copa del Rey de 2000 al Atlético. Sin embargo, acudió a la capital aragonesa para cumplir la promesa que una vez le hizo a su padre, fallecido hace unos meses. "Me pidió que devolviera el equipo a la máxima categoría". Eso superó cualquier otra proposición económica. Y, a pesar de las críticas recibidas en algunas fases de la temporada, Flores ha cumplido su palabra.
P. ¿Ha sido esta campaña, en la Segunda División, el reto más complicado al que se ha enfrentado en su carrera como entrenador?
R. Cualquier entrenador afronta cada temporada como un nuevo reto. Tenía ante mí una tarea muy complicada porque el Zaragoza había bajado de categoría. Pude haberme ido a otros clubes de Primera, ya que tuve muchas ofertas, pero me decanté por el Zaragoza porque mi padre, ya fallecido, zaragocista de toda la vida, me lo pidió. Me dijo que debía devolver al equipo a donde le correspondía estar, a la Primera División.
P. Ha sufrido críticas. Incluso se ha dado la sensación de que terminaría siendo destituido. ¿Le dolió la situación?
R. El que haya habido una posibilidad ser destituido es una sorpresa para mí. El presidente, Alfonso Solans, me ha apoyado en todo momento. El Zaragoza es un equipo que venía tocado por el descenso y para su recuperación necesitaba tiempo. Nos recobramos tras un comienzo malo. Y, bueno, sí, me dolieron un poco las críticas.
P. ¿Reprocha al público de La Romereda su actitud?
R. No; al público no le reprocho nada. Ha estado bien. Comprendo sus opiniones porque el Zaragoza es un club con alto nivel de exigencia por su historia. El ciclo de Los Magníficos, el equipo que conquistó la Recopa... No es fácil ver a un cuadro así en Segunda. Pero la verdad es que últimamente nos ha apoyado muchísimo.
P. ¿Le llegó a afectar la presión?
R. No. Vengo del Espanyol, en el que existía mucha presión. Estoy acostumbrado a ella.
P. Después de tres derrotas consecutivas en La Romareda, la afición estalló. Sobre todo, contra usted. ¿Pensó en algún momento en dejarlo?
R. No he pensado nunca en rendirme. Sabía que mi ideología y mi filosofía iban a triunfar y el ascenso me ha terminado dando la razón.
P. ¿Cuál es su filosofía?
R. Confío en la predisposición de los jugadores, sobre todo en los entrenamientos. Uno juega según como se entrena. Por eso pido a los jugadores una atención máxima respecto a su estado de forma: no sólo el tiempo que duran las sesiones preparatorias, sino el resto del día.
P. ¿Ha cumplido la plantilla sus expectativas?
R. Es verdad que ha habido errores puntuales, especialmente en la faceta defensiva. Pero no han fallado. En casa hemos cometido errores. Pero, una vez superada la racha de tres derrotas consecutivas en La Romareda y conscientes de que fuera puntuábamos casi siempre, nos hemos recuperado muy bien. No hemos flaqueado.
P. Usted no suele adjudicarse méritos, pero alguno tendrá...
R. Por lo menos, puedo decir que he sacado a jugadores de la cantera. No me gusta dar nombres ni personalizar, pero Cani e Ibán Espadas han sido fundamentales por la frescura que han aportado al equipo.
P. También puede presumir de haber cumplido una promesa.
R. Pues... sí. El ascenso se lo dedico a mi padre, claro, y a Juan José Lara [el editor y dueño del Espanyol, recientemente fallecido], que siempre me ha apoyado. Ah, y a Solans, el presidente, una persona muy leal.
P. ¿Va a seguir en el club la próxima temporada?
R. Me quedan dos años de contrato. Quiero ver qué pasa cuanto antes. Yo quiero seguir. Si aprecio señales del presidente para que siga, no va a haber ningún problema.
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