Primer asalto al título de la Real
El equipo donostiarra puede ser hoy campeón de Liga, 22 años después, si gana al Celta y el Madrid no gana al Atlético
Veintidós años después, la Real se enfrenta al mismo hormigueo del éxito. Desde entonces sólo ha vivido monotonía, algunos éxitos reparadores (Copa de la UEFA) y algunos sinsabores, como los tres últimos años cuando ha tonteado con el descenso hasta las últimas jornadas. Ahora se enfrenta a la vieja sensación, sólo comparable a la que vivió cuando ascendió por última vez de Segunda en Puertollano. Desde entonces, descontados los tres incólumes al descenso (Real Madrid, Barcelona y Athletic) se ha convertido en el club más histórico de Primera División.
Ahora puede ganar la Liga, en Balaídos, ante el Celta que, a su vez, acaricia la posibilidad de encontrar plaza en la Liga de Campeones. Curioso asunto. La Real puede ser campeona, tras vivir tres años al borde del infierno, y el Celta puede jugar la Champions con su versión más defensiva, más italiana, tras haberse consagrado los últimos años como uno de los equipos más encantadores de la Liga.
Por eso todo el mundo sueña. Los miles de espectadores que llenarán Balaídos y que han dedicado fuertes críticas al técnico celtista, Miguel Ángel Lotina, y que ahora están entregados a él, por más que añoren aquel fútbol preciosista, encandilador que siempre les dejaba a las puertas de todo. Y los 8.000, aproximadamente, seguidores realistas que se han desplazado a Vigo con la esperanza de rememorar el partido del Molinón del 26 de abril de 1981, cuando el equipo donostiarra se proclamó campeón en los últimos instantes.
Si no es así, siempre quedará una segunda oportunidad, aunque lo razonable es pensar que quien acceda a la última jornada como líder del campeonato se llevará el título de Liga. Matemáticamente, el único que puede ser campeón es la Real Sociedad. Si gana en Vigo y el Madrid no lo hace en el Manzanares, habrá conquistado el titulo. El Depor, en tal caso, no contaría. Sólo en los otros casos se pueden dar múltiples carambolas que se resumen, prácticamente, en que quien encabece la clasificación a falta del último partido lo tendrá casi todo hecho, salvo sorpresa.
En plena vorágine matemática y sentimental, el técnico de la Real, Raynald Denoueix, no pierde su espíritu cartesiano, el que le ha definido toda la temporada y que no está dispuesto a abandonar en este último lance de la Liga. Denoueix quiere a su equipo de siempre no se revolucione por las circunstancias: "Debemos huir de la ansiedad para estar al cien por cien" dijo el viernes, para evitar que su equipo sea presa de las urgencias del éxito. Su reflexión es rotunda: "Hablar de presión, de nerviosismos , a estas alturas de la temporada es lo más lógico del mundo, pero si pensamos fríamente donde estamos y por qué hemos llegado hasta aquí, nos daremos cuenta de que lo hemos hecho centrándonos en el día a día, sin marcarnos más objetivos que el partido que nos toca jugar". Denoueix, en su aligeramiento de la tensión, fue más lejos: "¿Por qué cambiar ahora de filosofía? Si el jugador de la Real es capaz de pensar únicamente en jugar buen fútbol, en respetar las pautas que nos han llevado a esta situación privilegiada, entonces estaremos en condiciones de ganar". Para ello dispondrá de dos jugadores sobre los que pesaba la duda. Xabi Alonso, que abandonó la concentración de España por un proceso febril, está en condiciones de alinearse, y Nihat goza de permiso de Turquía.
Lotina, fiel a su estilo, tiene una obsesión: abortar la creatividadad de Xabi Alonso y su conexión con Nihat. Por eso se plantea la posibilidad de alinear a tres medios centro que ahoguen el juego de ambos futbolistas y así anular la transición de la Real. Luccin, José Ignacio y Giovanella, tres futbolistas de corte destructivo ocuparán el centro del campo con ese objetivo.
Celta: Pinto; Velasco, Sergio, Berizzo, Sylvinho; Luccin, José Ignacio, Giovanella; Mostovoi, Edu; y Mido.
Real Sociedad: Westerveld; López Rekarte, Kvarme, Jauregi, Boris; Xabi Alonso, Aranburu; Karpin, Nihat, De Pedro; y Kovacevic.
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