"¿Yo, duro?, la elegancia no vale siempre, hay que combatir"
Zinedine Zidane (Marsella, 1971), que esta noche, ante el Celta, en el Bernabéu, intentará potenciar las posibilidades del Madrid de ganar la Liga, el único título que queda a su alcance, baja la voz para que los que andan cerca no le escuchen. No porque tenga muchos secretos, sino por pudor. Habla susurrando y hace esfuerzos notables por dar en el clavo, como si temiera que toda palabra es una frivolidad. Un año atrás, en Hampden Park, marcó el gol que le valió a su equipo la novena Copa de Europa, la primera durante la presidencia de Florentino Pérez.
Pregunta. La Real ha jugado 1.000 minutos menos que el Madrid y, por los comentarios que hacen sus compañeros, ustedes están agotados.
"No soy como Romario, necesito moverme todo el rato; si me ven parado, algo no funciona"
"De la Liga me llama la atención Aimar; de la francesa, Dhorasso, del Lyón, será mi sucesor"
"Siempre he tirado paredes; pero aquí, si pasas, la jugada suele seguir por otra parte"
Respuesta. No creo. Estamos mentalizados para ganar el campeonato. Hace tiempo que sabemos que hay cuatro equipos con potencial para lograr el título: el Deportivo, el Valencia, la Real y nosotros. Los resultados de la jornada pasada demuestran que nuestras posibilidades son muy altas.
P. De usted se tiene una imagen idealizada de elegancia y habilidad. Pero también es duro. Y pega. Velasco, Emerson, Puyol y Fabio Aurelio ya han probado sus inesperadas formas.
R. El fútbol también es así. Hay que luchar. La técnica y la elegancia no sirven para ganar siempre. Hay que combatir. Cuando estoy en el terreno, eso me sale naturalmente.
P. Hace un año, en la final de Glasgow de la Liga de Campeones, hizo un gol que valió para conseguir el único trofeo del Madrid en la temporada pasada. Dijo que le vino bien estar apoyado en su pierna buena, la diestra, para dar a la pelota con la mala, la zurda. ¿Por qué?
R. Es que mi pierna de apoyo es más fuerte que la buena y desde siempre intento utilizarla para golpear el balón. Para regatear uso la derecha.
P. En el regate que hace girando sobre el cuero, usa la izquierda.
R. Sí, en la roulette, pero sólo al final. Piso el balón con la derecha y, una vez que giro, lo empujo con la izquierda.
P. ¿Qué impresión tiene ahora del gol de Glasgow?
R. No era el primero de volea que marcaba en mi carrera. En los entrenamientos lo he hecho a veces, pero no tan... perfecto. Por la escuadra, haciendo el giro y golpeando de lleno el balón con el cuerpo tan bien colocado, y en ese momento... Esas cosas ocurren una sola vez en la vida.
P. De todas formas, no es usual que un jugador remate mejor con su pierna mala. No es una ley de la biomecánica y es raro que los niños se esfuercen en usar su pierna inhábil.
R. Buscar un porqué es difícil cuando se trata de algo que decidí siendo muy pequeño. Sólo puedo decir que en la calle, con mis amigos, quería usar las dos piernas. Pero sólo para tirar. Porque, cuando estás frente a un portero, es bueno tener dos perfiles. Pero es verdad que los chicos no hacen generalmente el esfuerzo de entrenarse con la pierna mala.
P. ¿Hasta qué punto usted no es un talento innato, sino un producto de la obsesión por el juego?
R. Algo lo tengo incorporado desde que nací. Pero después hay mucho trabajo. Recuerdo que, cuando jugaba en el Cannes, trabajaba mucho. Iba tres veces al día a prepararme. Si teníamos descanso, iba lo mismo. Me gustaba. Me pasaba horas dominando el balón, dándole con las dos piernas, y contra un muro: derecha, derecha, izquierda, izquierda... Muchísimo tiempo.
P. ¿Y le servía?
R. Cuando un entrenador te enseña algo, lo mejor es que luego te quedes solo trabajando en lo que te ha enseñado. Porque ahí eres tú contra tí mismo. En esas condiciones, es donde he evolucionado más técnicamente. Nadie me mandaba quedarme solo entrenándome. Era por placer. Me gustaba mucho estar solo entrenándome.
P. Ahora no se le ve entrenar la técnica, ni los golpes francos.
R. En el Girondins de Burdeos ya lo hacía menos. Ahí empecé a entrenarme más tiempo con el equipo. Luego, en el Juventus y en el Madrid, la verdad es que... Bueno, no puedo decir que, cuando tienes 30 años, ya no hay que ensayar la técnica. No puedo decir que ya lo has aprendido todo. Pero tienes otra mentalidad. Te dedicas a entrenarte bien, pero nada más. Nada de quedarte solo dándole a la pelota contra un muro. Cuando eres joven y en tu vida no hay nada más que el fútbol, es otra cosa. Después, cuando tienes una familia y llegan los hijos, es difícil encontrar una hora para estar solo frente a un muro. En mi casa no lo hago. Bueno, no lo hago solo, pero con mi hijo juego muchísimo. Viéndolo así, digamos que me entreno dos veces al día: en la Ciudad Deportiva y en mi jardín.
P. ¿Cuando hace un regate piensa en la tribuna?
R. Sí. Seguro que pienso en el público porque está ahí para ver al Madrid, para vernos ganar y jugar lo mejor posible. Es normal. Tengo que tener un pensamiento para la gente.
P. ¿No es banal hacer jugadas sólo para agradar a la gente?
R. Nunca hago eso... Bueno, no digo que nunca, pero casi nunca lo hago sólo para los aficionados o para decirle al contrario: "No me gustas". Es verdad que el contrario puede pensar que, de vez en cuando, le hago un regate para demostrarle mi desprecio. Pero no lo hago por eso. Es mi forma natural de jugar y el fin es el bien de mi equipo. Y me puedo equivocar, claro.
P. ¿Por qué se atreve tan poco a lanzar las faltas, por qué siempre se le adelantan otros?.
R. No sé... Igual porque hay muchísimos jugadores que pueden tirar: Roberto Carlos, Figo, Hierro, Guti... Hay muchísimos. Puedo tirar yo, pero hay otros que pueden hacerlo mejor y no debo decir nada. Me acuerdo que en el Girondins no había nadie. Entonces, tiraba sólo yo. Cuando pitaban una falta, nadie se acercaba al balón. Así que iba, me colocaba, pensaba y tiraba. Aquí estamos cuatro o cinco pendientes de hacerlo. Roberto Carlos tira mejor, más fuerte. Figo también tira muy bien, más o menos como yo, a colocar el balón por encima de la barrera...
P. Pero nunca se le ve pidiendo tirar una falta. ¿Prefiere dar un paso atrás?
R. Claro, no voy a disputar nada. Si está Figo y dice que la tira él, perfecto. Si está Roberto Carlos, bien. Y, si yo digo: "Voy a tirar", tampoco pasa nada. También ellos me dejan. Miras cómo estás, miras la posición, cómo te encuentras... Hay muchos factores que influyen.
P. En el Girondins marcó muchísimos goles de falta. ¿Por qué no lo sigue haciendo aquí?
R. Es que en el Girondins estaba solo. Tenía todo el tiempo para mirar, pensar, colocarme... Hoy, pensar mucho es difícil. La del Girondins fue una época de tranquilidad.
P. ¿Le gustaría pasar inadvertido?
R. Sí, pero sólo para hacer lo que hacen las personas normales en los lugares concurridos. Para ir al cine, de compras, al parque con los niños... Me gustaría sentarme a comer en el césped con ellos... Pero sólo por eso. No puedo decir que quiero ser un desconocido y dedicarme a otra cosa porque no es verdad.
P. Enzo Francescoli dice que su esencia está en el gol que le marcó al Deportivo, en el Bernabéu, el curso pasado. Al Reggiana y el Ajax le hizo otros parecidos con la Juve: amaga con la derecha, engaña a su marcador, engancha hacia la izquierda, gana un metro y remata con la zurda. ¿Dónde está su esencia? ¿Cree que cada día los jugadores amagan menos?
R. No puedo decir que soy el único que hace amagos, pero sí creo que esos goles resumen mi forma de jugar. En el gol al Depor hay una cosa que... No voy a decir que me sorprende, pero, cuando engancho el balón hacia fuera... Yo también algunas veces me digo: "¿Qué hago?". Cuando veo la imagen, me digo: "En un segundo, pensar y hacer eso es raro". Pero hay veces que se juega sin pensar. Por instinto.
P. ¿Siente que esos goles son goles de autor?
R. No. Pero, cuando he hecho una cosa así, me he sentido muy contento. Sobre todo, por la gente a la que le gusta el fútbol. Porque a mí también me gusta muchísimo ver en el televisor a otros jugadores, como Ronaldo, o Raúl... El gol de Raúl al Manchester me encantó. Resuelve en un segundo... ¡Y fuuussshhh!
P. ¿Qué otro futbolista le llama la atención en la Liga española, que no sea del Madrid?
R. Aimar.
P. Otro aspecto que le define son las paredes. Y generalmente no se las devuelven
R. ¡Debo de ser brasileño! En Europa no es tan normal tirarlas como en Brasil, Argentina o Uruguay. Aquí, si pasas el balón, lo normal es seguir la jugada por otra parte. Yo siempre he jugado con paredes porque son bonitas y efectivas. A los defensas les cuesta más frenarte.
P. ¿Necesita estar bien físicamente para estar a la altura de su prestigio? ¿O puede sobrevivir con la habilidad pura?
R. Estar físicamente bien es lo más importante. Si no, no puedes hacer las cosas bien técnicamente. Por eso me preocupa la preparación, porque me conozco. Estoy convencido de que, sin estar fuerte, no puedo ser técnicamente bueno. Hay gente que juega sin correr o a intervalos y se pasa mucho tiempo andando hasta que les llega el balón y en 20 o 25 metros hacen su partido. Romario, por ejemplo. Yo no puedo parar. Necesito estar en movimiento permanentemente y para eso preciso estar bien preparado. Si me quedo parado, algo no funciona. Si me ven así, no es mi día.
R. ¿Guarda una dieta?
P. Pero sin forzarla. Me gusta la pasta, la verdura y el pescado. No me gusta mucho la carne. No me gustan los refrescos, como la Coca-Cola y todo eso. No me esfuerzo.
P. ¿Quién es su sucesor en la selección de Francia?
R. Hay uno que es muy bueno y que juega en el Lyón. Se llama Vikash Dhorasoo.
P. ¿Teme dejar un vacío?
R. Siempre habrá un sucesor. Nosotros estamos aquí un tiempo, pero pasamos. En el equipo francés será así, y en la Juve, y en el Madrid... La Juve ha ganado sin mí, ha ganado conmigo y hoy gana sin mí otra vez. Y así será siempre. En el conjunto nacional hay espacio para todos. Para mí y para Dhorasoo. Es más bajo que yo, pero es muy bueno. Es rápido y usa las dos piernas.
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