Rachel Kempson, actriz y matriarca de la dinastía Redgrave
De alto porte, gran belleza y elegante presencia en el escenario, la actriz Rachel Kempson será para siempre recordada como la leal matriarca de la dinastía Redgrave. Su talento artístico fue durante décadas eclipsado por el de su marido, Michael Redgrave, y sus tres hijos, Vanessa, Corin y Lynn. Y al morir esta semana en el Estado de Nueva York, días antes de celebrar su 93º cumpleaños, la estela interpretativa hacía tiempo que había sido heredada por sus nietos, entre ellos las hermanas Natasha y Joely Richardson. Pocas familias han generado tal calibre de actores y renuentes celebridades como el clan Redgrave de Inglaterra.
A diferencia de sus hijos y nietos, Rachel Kempson, nacida en Darmouth, Devon, al sureste del Reino Unido, el 28 de mayo de 1910 y educada en un convento, tropezó con la oposición paterna a sus deseos de convertirse en actriz. Pero su futuro estaba marcado desde que vio a Sybil Thorndike interpretando a Catalina de Aragón en la obra de William Shakespeare Enrique VIII. Su férrea determinación le ayudó a ingresar en la prestigiosa Real Escuela de Arte Dramático de Londres, y a debutar en el teatro Shakespeare de Stratford Upon Avon en 1932. De esa temporada se recuerda especialmente su "incandescente" interpretación de Julieta.
Un año después actuaba junto a Michael Redgrave en el teatro de repertorio de Liverpool en la obra Flowers of the Forest. A los pocos meses, la pareja pasó del escenario al altar sembrando el germen de una relación que perduró durante cinco décadas -hasta la muerte del actor en 1985- sorteando con éxito los vaivenes de la documentada bisexualidad del patriarca Redgrave. La lealtad de Kempson fue al parecer el sostén del matrimonio y de la familia.
"Será recordada como una amiga leal por los de su generación. Como una brillante mujer tanto física como espiritualmente", dijo ayer su hijo, Corin, tras reconocerla como fuente de "inspiración" para sus descendientes.
Ciertamente, la familia tuvo prioridad en el cuadro de valores de Rachel Kempson. En su autobiografía, Life among the Redgraves, se presenta como una dama modesta respecto a sus propias dotes interpretativas y orgullosa, al mismo tiempo, con el perenne éxito de uno y otro de sus familiares.
Pese a ocupar un segundo plano frente a su marido, con quien actuó en repetidas ocasiones, Kempson dejó su huella en montajes de textos clásicos y contemporáneos.
La crítica celebró su interpretación de Polena en The Seagull, de Chekhov, en una producción del Royal Court de Londres, de 1964. Entre sus trabajos anteriores destacaron también Uncle Harry, en 1944, y Jacobowsky and the Colonnel, en 1945.
Con Redgrave dio el salto del teatro al cine en la comedia Jeannie, de 1941, para después debutar también en la radio y televisión británicas.
Las colaboraciones con miembros de su familia se convirtieron en un hábito constante que sus descendientes todavía mantienen.
Así, en el año 1963, actuó con su hija Lynn en Tom Jones, del realizador Tony Richardson, casado entonces con su otra hija, Vanessa. La propia Vanessa le acompañó en Déjà vu, y Corin cerró el trío familiar en The Charge of the Light Brigade.
Aunque la despedida del cine se produjo con la mencionada Déjà vu, Kempson siguió subiendo al estrado. Acompañada en varias ocasiones por Corin, le gustaba participar en recitales de poesía hasta que se vio demasiado frágil para moverse con soltura.
La última década vivió en la capital británica con Vanessa, pero la muerte le sorprendió el pasado día 23 de mayo en la residencia de su nieta Natasha y de su marido, el también actor Liam Neeson, en Millbrook, ciudad del Estado de Nueva York.-
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