Primer error de Alonso
El asturiano se sale en una curva y partirá penúltimo en la parrilla
No hubo fallo mecánico. De tracción, de motor, de neumáticos... Nada de eso. Hubo un error protagonizado por Fernando Alonso, algo insólito, el primero en lo que se lleva de campeonato. Un error doloroso, por cuanto la actuación del piloto español en la sesión de calificación estaba siendo extraordinaria. Pero se salió Alonso en una curva y eso le dejó sin aspiraciones, colocándole en el penúltimo puesto de la parilla de salida hoy en el Gran Premio de Austria de fórmula 1 (14.00, La 2 y TV3).
Hasta que Alonso inició su vuelta cronometrada, el mejor tiempo lo había marcado el alemán Ralf Schumacher (Williams). Pues bien, en el primer tramo de los tres en los que se divide el circuito, el asturiano había conseguido mejor tiempo que el alemán. 17,597s había hecho éste por 17,287 de Alonso. Esa diferencia se mantenía en el segundo sector, cuando el Renault del español tomó la quinta curva del recinto, la bautizada como Niki Lauda. Entró Alonso en ella por la zona más abierta y quiso rectificar su posición. Movió el volante con brusquedad y perdió el control del coche, que se salió de la pista. Siguió circulando por la arena y regresó al asfalto, ya sin posibilidades de hacer un tiempo digno. Sólo la avería sufrida por el Minardi del holandés Jos Verstappen evitó que Alonso fuera el último.
La curva Niki Lauda es, como todas las de este circuito, muy rápida. Se llega a ella a 260 km/h, en quinta marcha y se sale en tercera, a 150. Hasta ese instante, la carrera de Alonso había sido modélica. Tanto es así que, de no haberse producido esa salida de pista, el español, según sus tiempos, habría finalizado cuarto. Pero el español no tenía buenas vibraciones con este circuito. Sus temores se cumplieron. Pero no por un suceso ajeno, sino por un error de un piloto que no acostumbra a cometerlos, y que en las cinco carreras disputadas no ha sido adelantado por ningún coche. Pero el circuito austriaco de A1 Ring no es el ideal para el Renault de Alonso, que ha ganado en potencia al haber sido dotado con 10 caballos más, para alcanzar un total de 820, pero que, aun así, sigue lejos de los Ferrari y compañía, que llegan a los 900.
De este modo, lo ideal para el español son circuitos lentos, con muchas curvas, en los que la potencia del motor tiene una incidencia menor. No es el de Austria un escenario así, todo lo contrario. Es corto (4.326 metros) y sólo tiene seis curvas que puedan ser consideradas como tales. No existe otro recinto en el Mundial donde se haya dado una vuelta más rápida que la que hizo aquí Schumacher la pasada temporada, en la carrera de la vergüenza, aquélla en la que Ferrari obligó a Rubens Barrichello a dejarse adelantar por aquél a pocos metros de la meta. Pero la grada ha perdonado a Schumacher, jaleado ayer tras hacer otra exhibición y sumar la pole 54 de su carrera, a 11 del récord de Senna, uno de los pocos que le faltan.
También respondía perfectamente el coche de Alonso cuando llegó a aquella curva, que le mandó al puesto 19º. Decía el español antes de lo ocurrido ayer que, con puntuar en la carrera, esto es, con quedar entre los ocho primeros, se conformaba.
Ahora lo tiene más difícil. No es fácil adelantar en A1 Ring. Podrá superar en la salida a algún coche, por ejemplo al Minardi de Justin Wilson, el Jaguar de Mark Webber o el Jordan de Ralph Firman, los tres que le anteceden. Pero a partir de ahí todo se le pondrá cuesta arriba. A la espera de algún suceso que le haga adelantar algún puesto, Alonso, hasta ahora el tercer mejor corredor del Mundial, tendrá que enfrentarse a un reto de excepción: remontar al menos 11 puestos. Tras dejar el coche en los boxes, el piloto asturiano, muy enfadado consigo mismo, se refugió en las instalaciones del equipo, de donde salió con otro gesto, sonriente, haciendo cuentas y convencido de que la proeza es posible. "La salida de mañana [por hoy] es un reto decisivo en mi carrera deportiva. Me juego mucho", declaró un piloto al que le toca demostrar que, en las malas, también es uno de los grandes.
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