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Crítica:FLAMENCO | Óscar Herrero
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Toque de maestro

Digo lo de maestro en un doble sentido: por la bondad de la música que hizo Óscar Herrero en su concierto de Clamores y por el buen acuerdo de presentar sus temas con breves y expresivas explicaciones que sin duda facilitaron al público su audición.

Con esto no quiero, en modo alguno, introducir la duda de que su música pueda ser oscura. Todo lo contrario. La música de Óscar Herrero es diáfana, luminosa, de una claridad gratificante. Es compositor y guitarrista singularmente empeñado en que su música sea entendida, y bien entendida, por quien la oye. Su gran experiencia como docente, creador de un método de enseñanza que está rompiendo barreras, se traduce a su obra con admirable sencillez. Óscar Herrero utiliza sólo los recursos expresivos absolutamente necesarios, sin ninguna concesión a lo gratuito ni lo espectacular.

Flamenco San Isidro 2003

Concierto de guitarra por Óscar Herrero, con Pedro Esparza (flauta, saxos y gaita) y Bruja Perdomo (percusión). Sala Clamores. Madrid, 13 de mayo.

Tel economía de medios puede llevarnos a la impresión de que su música es fácil, pero en verdad eso es siempre lo más difícil. La propia pesonalidad de Herrero, un hombre nada proclive a grandilocuencias ni aspavientos, se refleja en su música como en un espejo.

Autoridad

En el concierto que comentamos hizo hasta seis u ocho temas largos, de amplios desarrollos, combinando en algunos de ellos varios estilos flamencos: tarantas y bulerías, granaínas y colombianas, farruca y nana y rumba... Sobre cada uno de ellos Herrero fue desentrañando una música realmente bella, interpretada con delicadeza y sentimiento, con limpieza ejemplar, con autoridad artística.

La sensatez de Herrero le lleva, en estos tiempos en que casi todos los tocaores tienden a rodearse de gran aparato instrumental ajeno a la guitarra, a acompañarse solamente por dos músicos, aunque evidentemente de gran clase.

Esparza, con instrumentos de viento, fue siempre oportuno, enriqueciendo no pocos fragmentos de la obra de Herrero; singular la aportación de la gaita a la farruca, estilo que como es sabido parece tener su origen en tierras gallegas.

Perdomo tuvo también una brillante actuación, y Herrero aprovechó su presencia con el cajón peruano para rendir un cierto homenaje a este instrumento, tan integrado hoy en el flamenco, cerrando el recital con un vals peruano popular.

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