Pugna olímpica para vencer en un antiguo barrio obrero

Los vecinos de San Blas nunca hubieran pensado que su distrito, una zona obrera rodeada hasta hace poco de descampados y chabolas, podría llegar a parecerse a Atenas. Pero si Madrid consigue albergar la antorcha olímpica en 2012, este barrio se convertirá en el epicentro de la actividad deportiva. Junto al estadio de La

Peineta está previsto construir la Ciudad Olímpica, que reunirá a miles de atletas.

Este distrito de 142.000 habitantes forma parte del llamado cinturón

rojo, es decir, de los que siguen dando su voto al PSOE, aunque la ciudad lleve años gobernada por el PP. Así, en 1999, los socialistas obtuvieron el 27% de las papeletas municipales y el 26% en las autonómicas. El PP consiguió el 22% de los votos para el Ayuntamiento y el 24% de las del Parlamento regional e IU, el 6% y el 5%, respectivamente. La abstención fue alta: 40%.

Pero la tendencia electoral de San Blas podría variar, ya que su población está cambiando. En el último lustro se han levantado numerosas viviendas en el distrito, algunas de lujo y otras de clase media. Las barriadas construidas por la Obra Sindical del Hogar durante el franquismo para albergar a los emigrantes que llegaban del campo están ahora rodeadas de bloques en cooperativa, adosados y viviendas unifamiliares con piscina.

La transformación más espectacular es la que se ha dado en el vecindario de Las Rosas. Donde ahora se levantan decenas de bloques nuevos, hace un lustro existía un asentamiento chabolista, el de Los Focos, con 400 casetas habitadas por familias gitanas y un mercadeo constante de estupefacientes. En lo que hoy es un centro comercial existía una tapia, levantada por los constructores de las viviendas, tras la cual decenas de toxicómanos se agazapaban para consumir las drogas adquiridas en las casetas. Algunos, incluso, malvivían en tiendas de campaña junto al muro.

Hubo numerosas manifestaciones vecinales pidiendo el desmantelamiento de este hipermercado de la

droga, ya que San Blas es uno de los distritos donde el caballo cabalgaba a sus anchas. Finalmente, en 1997, los chamizos fueron derribados y se levantó Las Rosas. Los habitantes de las infraviviendas fueron realojados en pisos sociales.

Ahora existen también puntos de trapicheo, sobre todo en los alrededores del parque de Arcentales, pero nada que ver con las procesiones de drogodependientes que en los años duros recorrían cada día la calle de Amposta, entre el metro de Simancas y Los Focos y, sobre todo, la avenida de Guadalajara.

En los descampados que existían en el barrio de Salvador, junto a la calle de Alcalá, también se han levantado numerosos pisos y lo mismo ha ocurrido en la zona industrial del distrito, junto a la avenida de Arcentales.

Frente a todo ese desarrollo urbanístico de clases medias y altas, sobreviven los barrios de Simancas, Hellín, Amposta, Canillejas y Arcos, tradicionalmente obreros. En ellos hay numerosas viviendas sociales, algunas de la etapa franquista y otras levantadas mucho después por la Comunidad de Madrid. Son los vecindarios con mayores problemas sociales y de paro y precariedad laboral. La renta per cápita del distrito es de 9.336 euros, entre las más bajas de la ciudad. Sin embargo, el precio del metro cuadrado de vivienda nueva (2.193) no es de los más baratos. La tasa de paro, un 7,9%, coincide con la media de la capital.

Dos de cada 10 vecinos son jubilados, sobre todo en los barrios más viejos y humildes y un 16% niños. En las urbanizaciones a las que han llegado parejas jóvenes como Las Rosas no hay guarderías ni escuelas públicas. Por eso, la decisión del Consistorio de ceder, durante 75 años, una parcela del barrio a una fundación religiosa para que construya un colegio concertado ha levantado ampollas entre las asociaciones vecinales. Se quejan de que una entidad privada se beneficie de un patrimonio municipal, mientras hay colegios públicos con grandes carencias.

En San Blas existe un albergue para inmigrantes regentado por Cruz Roja junto al parque de Arcentales; sin embargo, el peso de la población extranjera es uno de los más bajos de la ciudad (un 7,6%). Esta escasa presencia de ciudadanos de otros países se explica, en parte, por la carencia de pisos de alquiler, ya que buena parte de las casas pertenecen al Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) y sus inquilinos deben esperar unos años hasta poder comprarlas.

Los problemas de vivienda de las parejas jóvenes de menos recursos han dado lugar a okupaciones, cesiones irregulares y ventas bajo cuerda de pisos del Ivima. Algunas de esas situaciones se han regularizado mediante amnistías, pero no todas.

También pertenece al Ivima el centro cívico de Simancas, construido desde hace más de un lustro y cerrado desde entonces ya que, aunque concluido, ninguna institución se ha comprometido a equiparlo. Los vecinos del barrio reclaman su apertura pero la única obra reciente realizada en él ha sido la instalación de una valla para impedir que los indigentes lo usen como refugio.

Los únicos parques son el de Arcentales, donde los vecinos sacan las sillas a la fresca durante el verano, y la Quinta de los Molinos, un jardín mediterráneo, con almendros y una noria de agua. Durante años una escuela taller municipal formada por estudiantes de jardinería arregló este taller con ayuda de fondos europeos. Pero el grifo comunitario se agotó, el Consistorio cerró el taller y todo el trabajo de rehabilitación realizado por los alumnos fue pasto de los vándalos.

Este distrito es, junto a Puente de Vallecas, Villaverde, Usera y Carabanchel, uno de los de mayor movimiento vecinal. Entre todos cuentan con 60 asociaciones con 50.000 afiliados. Sometido a grandes cambios, San Blas empezó el año con un golpe de suerte: el primer premio de la Lotería del Niño, 64 millones. El siguiente sorteo se celebrará en 2005, cuando se decida si Madrid será o no sede olímpica.