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Reportaje:AUTOMOVILISMO | Gran Premio de España de Fórmula 1

Locura azul en la 'pelouse'

Más de 3.000 asturianos vibran alucinados con su paisano, su nuevo ídolo, al grito de "¡adelante, campeón; eres el más grande!

Aquello fue la locura. Ahí estaban todos, sentados en la hierba, sobre toallas, mantas o en sillas plegables. Eran más de 3.000 y se situaron alrededor de la zona de la Moreneta, unas curvas después de la recta de tribuna. Allí fue donde los asturianos que se desplazaron al circuito de Montmeló vivieron la mejor carrera de su nuevo ídolo, Fernando Alonso. "Verle liderar la carrera fue lo más grande", explotó con los ojos casi nublados por la emoción Ángel, un gijonés de 48 años que atravesó media España en una furgoneta junto a otros siete compañeros para animar a su paisano; "no me importa el viaje, ni lo que hemos gastado, ni las incomodidades. Todo vale por verle acabar el segundo".

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Impresionante Alonso

Instalado en una curva sin pantalla y sin visión de los marcadores gigantes, Ángel se enteraba del desarrollo de la carrera por la radio o porque algunos de sus compañeros la estaban viendo en una pequeña televisión portátil. "¡Ahora va líder!", exclamó Agustín, de pronto, cuando Alonso tomó el mando de la carrera en la vuelta 36ª -luego volvió a serlo en la 50ª- porque el alemán Michael Schumacher y su Ferrari, el campeón incuestionable, habían entrado en los talleres a repostar. Entonces sonó un gran aplauso en toda la pelouse y volvieron a ondear las banderas azules de Asturias y de Renault.

Vivían su fiesta. Y Alonso la fue haciendo más grande a medida que la carrera iba avanzando. "Nosotros venimos de Pola de Laviana", comentaba Marian; "hemos venido cuatro en coche. Y ha valido la pena". "Le seguimos desde siempre", agregaba Carmen, desplazada desde Gijón junto a su esposo, Luis, y su hijo, Alejandro, de cuatro años; "pero esta vez hemos decidido viajar a Montmeló para sentirnos más cerca. No le vemos todavía como campeón del mundo. Pero nos ha dado ya muchas satisfacciones". Carmen y los suyos estuvieron en Montmeló los cuatro días de la carrera y se gastaron unos 800 euros. "Lo más difícil", contaban, "fue el alojamiento. Tuvimos que desplazarnos a Barberà del Vallès, cerca de Sabadell". La Peña Fernando Alonso, de Oviedo, realizó una oferta de viaje de unos 240 euros que incluía el autocar, el hotel y la entrada. "Más barato, sí. Pero así vamos a nuestro aire", remataba Carmen.

De pronto, la pelouse vivió otro gran albotoro. "¡Es segundo y le lleva más de cuatro segundos a Barrichello!", se oyó. La carrera había entrado ya en su fase decisiva y en la vuelta 41ª Alonso recuperaba el segundo puesto, tras pasar por los boxes y haberla perdido durante tres vueltas. "¡Adelante, campeón!", "¡Eres el mejor!", "¡Viva Asturias!". Volvían a surgir las pancartas de "Alonso campeón", "Cañete está contigo", "Alonso, el más grande". Ondeaban de nuevo las banderas, se agitaban las gorras. Todo valía.

"Es estupendo. Increíble. Estoy alucinado", aseguraba Carlos, de Pola de Siero, que viajó el viernes junto a nueve amigos. "Imagínese lo que eso supone para Asturias", exclamab a Daniel, de 17 años, que corre en karts y hace auto-cross y que había coincidido con Alonso en sus últimos años de karting en Asturias. "Nos conocimos", explicaba; "antes no le seguía nadie; bueno, sólo los que estábamos muy metidos en el mundo del motor. Pero ahora es la locura. Algunas veces le he visto por Oviedo, pero allí no le dejan tranquilo. Es muy bueno. Veo muy difícil que salga otro que lo sea tanto como él".

La carrera concluía. Alonso acababa el segundo. Y, al pasar por delante de la Moreneta, ya en la vuelta de celebración, reducía la velocidad y se acercaba a la banda con los brazos levantados. Era su forma de darles las gracias, de reconocer que también él tiene un motivo especial para estar donde está, para hacer lo que hace, para luchar por ser el mejor: responder con su esfuerzo y con sus éxitos a una afición que le sigue entusiasmada.

Montmeló vibró con este nuevo ídolo de la fórmula 1 que, junto con Ralf Schumacher, es uno de los dos pilotos que ha puntuado en las cinco carreras que se llevan disputadas del Mundial. Al bajar de su coche, Michael Schumacher fue el primero en felicitarle. Alonso se acordó entonces de los aficionados. "Ellos fueron mi séptima velocidad", dijo.

El equipo de Ferrari asiste a Michael Schumacher en una de sus paradas.
El equipo de Ferrari asiste a Michael Schumacher en una de sus paradas.EFE

Arrasa la 'alonsomanía'

Al margen de los 250.000 espectadores que pasaron por Montmeló en los cuatro días del Gran Premio de España, la alonsomanía se ha paseado este fin de semana por todo el país. Ayer era imposible encontrar una sola gorra azul de Fernando Alonso y Renault en las tiendas del circuito. Tampoco podían comprarse camisetas o pañuelos azules del asturiano. Esom a pesar de que una gorra cuesta 30 euros y una camiseta 60.

"El fenómeno nos ha desbordado", reconoció Carlos Álava, responsable de prensa de Renault en España; "no esperábamos que Alonso despegara tan rápido, ni mucho menos la fiebre que han desatado todas sus cosas en el mercado. Las existencias se han agotado no sólo en el circuito, sino en toda España".

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