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Los proyectos de campos de golf deberán garantizar el riego con agua depurada

El borrador de directrices prevé ayudas para construir instalaciones públicas

Sara Velert

La demanda de nuevos campos de golf "ha experimentado un notable incremento en los últimos años" y actualmente existen más de 70 propuestas. Frente al rechazo a la apertura de más campos, el Consell sostiene que son una oportunidad de modernizar el turismo, vertebrar el territorio e incluso amortiguar impactos sobre espacios naturales. Desde esta perspectiva, la Consejería de Medio Ambiente prepara unas directrices que deberán cumplir las nuevas instalaciones, entre ellas garantizar en la fase de proyecto que regarán con agua depurada y controlar su impacto ambiental.

La polémica en torno a la expansión de los campos de golf en una autonomía que reclama el Plan Hidrológico Nacional para paliar su déficit hídrico ha saltado de nuevo después de que el consejero de Medio Ambiente, Fernando Modrego, declarara que la Comunidad Valenciana necesita 22 instalaciones más para cubrir la demanda, lo que supone doblar el número actual de 24. Los ecologistas exigen una moratoria, y la Unió de Llauradors y la oposición al PP han destacado que estos campos aumentarán el déficit de agua y arrastrarán una "fiebre constructora". Frente a ello, el Consell apuesta por incrementar la oferta, sin pretender que la Comunidad Valenciana "se convierta en una potencia del golf", pero sí que disponga de un mayor número de campos, cuya implantación se someterá a unas directrices que garanticen su "calidad", su integración en el territorio y condiciones medioambientales.

Las normas que prepara Medio Ambiente, en fase de borrador, se dividen en tres bloques: directrices "vinculadas a la consecución de un turismo de calidad"; otras "para la integración territorial de los campos de golf", y las que servirán para asegurar "la integración ambiental". En este último bloque se dedican varios puntos al consumo de agua de los campos, uno de los aspectos más polémicos. El texto afirma que requieren unos 1.000 metros cúbicos diarios para su mantenimiento, al tiempo que asevera que "estos consumos no deben aumentar el déficit" actual. "Por ello el consumo de agua debe provenir íntegramente de aguas depuradas con calidad necesaria para su mantenimiento", y su utilización "deberá realizarse de la forma más eficaz", ya que este recurso tiene demanda en diferentes usos. El borrador remarca "la prescripción de que sólo podrán ser regados mediante aguas provenientes" de depuradoras "en cantidad suficiente y con la calidad adecuada". "Deberá por tanto justificarse la cantidad de agua necesaria para el correcto funcionamiento de las instalaciones y que se dispone de agua depurada en la cantidad suficiente" para ello.

En cualquier caso, "la disponibilidad del agua deberá preexistir a la construcción del campo de golf e incluso a la aprobación del proyecto". Esa disponibilidad se traduce en la concesión administrativa de la confederación hidrográfica, órgano competente para la asignación de usos de agua. Modrego resalta que el requisito de usar agua depurada ya se ha impuesto en los cuatro campos aprobados en los últimos años. No obstante, Medio Ambiente no cierra la puerta a que en un 5% o 10% el agua utilizada provenga de usos anteriores sobre los que se tenga la concesión.

Las directrices establecen que los emplazamientos sean preferentemente "lugares que ya han sido objeto de transformación por el hombre" y "debe valorarse la oportunidad" de que contribuyan "a la conservación de los espacios naturales protegidos, hábitats y especies naturales, configurando una zona de amortiguación de impactos, o prestándose a la recuperación de especies amenazadas". Se descartan, además de los espacios protegidos, los montes de utilidad pública y los terrenos incendiados, y en aquellas zonas con hábitats, vegetación o fauna protegida, sólo se aceptarán proyectos si garantizan o mejoran su conservación. Los terrenos tampoco podrán tener pendientes superiores al 20%, ya que los relieves abruptos obligan a realizar "grandes desmontes y voluminosos movimientos de tierra". El diseño buscará la "mayor eficacia en el riego" y se aplicarán productos fitosanitarios "poco contaminantes". Ello exigirá un control periódico de su afección "al suelo, los acuíferos y la fauna". Los campos presentarán un sistema de gestión ambiental integrado de residuos, y sus aguas residuales deberán reutilizarse.

En cuanto a la integración en el territorio, dado que estas infraestructuras ocupan unas 50 hectáreas, deben considerarse "un elemento estructural en la ordenación del territorio" y ser "un instrumento para corregir carencias". Así, se pretende que sirvan "de colchón de amortiguación acústica" entre zonas industriales y residenciales o regeneren "áreas degradadas en entornos urbanos". Frente a la "práctica de realizar campos de golf como instalaciones asociadas a desarrollos urbanísticos residenciales", que surgen "al margen de las previsiones y estrategias territoriales", las directrices proclaman que buscan la mejora de la oferta turística, "y no crear artificiosamente nuevos núcleos residenciales". No obstante, se admitirán desarrollos de carácter terciario y excepcionalmente "podrá considerarse" el uso residencial ligado a campos de golf.

Instalaciones del campo de golf La Sella, en Dénia.
Instalaciones del campo de golf La Sella, en Dénia.JESÚS CISCAR

Turismo "fiel"

El preámbulo a las directrices destaca que los campos de golf "en ningún caso" implicarán "una alteración de la estructura agraria", pero también subrayan su mayor rentabilidad. Para el Consell, son claros los beneficios para el turismo, al que se dedica el primer capítulo de las directrices, y que hacen falta más instalaciones. Modrego señala que en los últimos cuatro años "sólo se han aprobado cuatro nuevos campos", y se han denegado cinco, entre otros motivos, por su afección a espacios naturales. Otros 17 están en tramitación. Según Medio Ambiente, los 24 campos de la Comunidad Valenciana ocupan el 0,05% del territorio. Andalucía, con una extensión mucho mayor, tiene 74 campos de golf, Cataluña cuenta con 58 y Baleares con 21.

El Consell va más allá del control de los proyectos al proclamar que "el golf debe dejar de ser un deporte sólo para minorías", y si bien espera que el aumento de instalaciones abarate sus precios, asegura que "es necesaria, además, la construcción de campos de golf públicos que sean asequibles a todos los bolsillos", para lo que prevé ayudas. El texto dice que el del golf "es un turismo fiel", por lo que los campos "deberán ser una referencia de calidad". Las directrices prevén establecer una red que relacione los clubes a fin de "facilitar la accesibilidad entre diversos campos", y pedirá "una cuota mínima de reserva" para jugadores "diferentes de los socios". Desde la convicción de que el golf es "un foco de atracción turística", las directrices exigen que su oferta incluya "actividades complementarias" como rutas, monumentos a visitar, playas, etc. Asimismo, la zona elegida deberá tener instalaciones hoteleras. De no ser así, deberán "promocionarse simultáneamente a la construcción del campo", y sería "conveniente" que "se ubicaran en el casco urbano o en sus proximidades".

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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