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BALONCESTO | Liga ACB

La fiesta de Herrmann

El alero del Fuenlabrada, el jugador más valioso, revoluciona el 'All Star'

Descalzo sobre el parqué, sólo cubierto por unos calzoncillos de lunares rojos, Walter Herrmann (Venado Tuerto, Argentina, 1979) alza su sombra sobre el aro y se abalanza contra él con su melena desbordada por la fuerza del salto. Un segundo antes, el alero del Fuenlabrada, el hombre más valioso de la Liga ACB, el atleta de moda desde que empezó a asombrar con sus números en la cancha, parecía un jugador de baloncesto al uso, con sus botitas, su calzón y su camiseta de tirantes. El escenario, el concurso de mates de la Liga profesional. Quedó el segundo, tras Ward, pero se metió al público en el bolsillo. Un día después, el sábado, en el partido de las estrellas, recibió el premio al mejor jugador. También el de "tipo más auténtico".

Su dominio del juego a una sola mano recuerda al del mítico Julius Erving de la NBA

Pero su show había empezado mucho antes, el día que debutó con el Fuenlabrada, en octubre de 2002, y metió 25 puntos en 25 minutos. Un show que incluye un baloncesto acrobático, pleno de potencia física, y unas dosis de imaginación inusuales en el mundo de la alta competición - quizá por eso su libro favorito es El llano en llamas, del mexicano Juan Rulfo, de cuentos oníricos y extraños- y que ya ha cautivado, además de al público de Alicante, escenario de la fiesta de la ACB, a su entrenador, Óscar Quintana; a las estadísticas de la ACB y a los ojeadores de la NBA y de los equipos más potentes de España.

Herrmann, además de un espectáculo, es un alero poderoso de 2,05 metros que comanda los ránkings de puntos y valoración de la Liga y es el segundo en el apartado de rebotes tras Felipe Reyes, el pívot del Estudiantes. Herrmann es un ciclón con un imparable paso adelante a la hora de encarar el aro, muy veloz y con un físico extraordinario que queda marcado en sus musculosos brazos. Además, su dominio del juego a una mano, que recuerda en algunos momentos al del mítico Julius Erving, es uno de los más espectaculares de Europa. Unos dedos enormes le permiten controlar la pelota como si se tratara de un yo-yó y su gran envergadura, unida a unas piernas muelle, le convierten en un prodigio físico.

El alero, que se define como "un tres fuerte que ha mejorado mucho en el perímetro", pertenece al Fuenlabrada desde hace tres años. Ramón Fernández, entonces responsable técnico del conjunto madrileño, le contrató. Pero ha jugado en su país hasta conseguir la nacionalidad española. "Un proceso muy duro", en palabras del propio Herrmann. Desde el club de Fuenlabrada se pone el acento en su faceta anotadora. "Es un anotador puro", dice Julián Aranda el director deportivo del club.

Y es que Herrmann, internacional con Argentina, aunque se quedó fuera del Campeonato del Mundo de Indianápolis 2002, es un hombre festivo que confiesa que su pasatiempo favorito, además de tocar el piano, es charlar con sus amigos y que lo que más odia en el mundo es la soledad. "En España estoy a gusto. Las costumbres son muy parecidas. Lo cierto es que Herrmann ha tenido algún problema por su gusto por la compañía. El año pasado, cuando militaba en el Atenas de Córdoba, en su país,fue apartado del equipo un partido como represalia por su afición a la noche. "Me gusta salir, como a todos los jóvenes, pero soy responsable", se defiende.

Herrmann, en el trascurso del concurso de mates.
Herrmann, en el trascurso del concurso de mates.EFE.

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