Edwin Starr, cantante de 'soul'
Edwin Starr, de verdadero nombre Charles Edwin Hatcher, falleció en su casa de Nottingham (Reino Unido) el pasado 2 de abril, víctima aparentemente de un ataque al corazón. El cantante, de 61 años, había ofrecido dos actuaciones el pasado fin de semana en Stuttgart (Alemania), ante un público estimado en unas 30.000 personas.
Imposible dejar de señalar la desdichada coincidencia: Starr murió justo cuando su canción más difundida adquiría nueva relevancia. War fue tal vez la más contundente denuncia surgida en Estados Unidos durante la era de la agitación generacional contra la guerra de Vietnam. Firmada por Norman Whitfield y Barrett Strong, War estaba inicialmente destinada al grupo The Temptations, que entraban en su étapa "concienciada" y la incluyeron en Psychedelic shack; Starr se saltó las jerarquías de la discográfica Motown para grabarla de nuevo con su extraordinario ardor, recompensado con un número uno en las listas estadounidenses de 1970.
Su estructura de llamada y respuesta funcionaba como catársis: ¡La guerra! ¿Qué tiene de bueno? ¡Absolutamente nada! No era una composición propia pero Starr, que había pasado tres años en el Ejército, supo hacerla suya. La canción adquiriría una segunda vida en las interpretaciones de Bruce Springsteen y la E Street Band -que volvieron a colocarla en las listas en 1986- y Frankie Goes To Hollywood.
Starr, nacido en Nashville (el 21 de enero de 1942), representaba una anomalía en la cadena de montaje de la gran empresa musical de Detroit, Motown (de hecho, terminó en aquella compañía de rebote, cuando Motown adquirió su anterior sello, Ric-Tic). Tenía una voz intensa, más cercana a los "gritadores de iglesia" que a los elegantes vocalistas preferidos en Detroit. Esos ecos de gospel le sirvieron maravillosamente en, por ejemplo, su vibrante recreación del My sweet lord, de George Harrison.
Otros éxitos suyos fueron 25 miles, Funky music sho nuff turns me on o Agent double o soul, que se promocionó con una breve película que incluía al 007 original, Sean Connery. Como todos los cantantes de soul, Starr debió rebajar sus pretensiones expresivas durante la moda de la música disco. Profesionalmente, le rescataría la fascinación británica por la músicas afroamericanas. Varias de sus grabaciones tenían categoría de clásicas en lo que allí se conoce como northern soul (temas de soul bailable, que ganan puntos si se tratan de discos o artistas poco conocidos).
Instalado en Inglaterra, le pidieron que rindiera homenaje a su más famosa discográfica, Motown, mediante un álbum íntegramente dedicado al cancionero de Marvin Gaye y otras versiones.
Grabó para diferentes sellos europeos, incluyendo discos dirigidos por el equipo Stock-Aitken-Waterman, herederos comerciales de los métodos de trabajo de la Motown. Este verano estaba prevista su presencia en el festival itinerante Womad.-
