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EDITORIAL

¿Peligra el pacto de la Moncloa?

LA CRISIS abierta en el gobierno Suárez tras la dimisión irrevocable del vicepresidente económico no debe ser minimizada. La decisión irrevocable del profesor Fuentes de abandonar la responsabilidad política y la defensa de su plan de reforma económica amenaza a la realización del plan mismo. La crítica más elemental que se le puede hacer al vicepresidente dimitido es su abandono en un momento de grave crisis, a medio camino del plan por él diseñado, cuando se vienen abajo los sectores siderometalúrgico y naval, se anuncian gravísimos problemas sociales en el campo, y se prevé una agudización del paro y un mayor estancamiento, si cabe, de la actividad económica. El señor Fuentes siempre ha dicho que no era un político, pero en cualquier caso era un gobernante. Dejar el timón en medio de la tormenta es algo que no se debe hacer, y ya argumentábamos en nuestro editorial de ayer sobre la necesidad de la permanencia del profesor Fuentes en el Gobierno. Otras interpretaciones, sin embargo, no valoran la salida de Enrique Fuentes del Gabinete como un abandono en estos difíciles momentos. La razonan más bien como la definitiva no aceptación del presidente Suárez de los criterios sobre composición del equipo económico que el hasta ahora vicepresidente le presentó como ultimátum para seguir adelante. Como sea, lo importante es analizar los orígenes de la propia tormenta que han acabado con la paciencia del vicepresidente y han determinado su abandono final.

LA CRISIS abierta en el gobierno Suárez tras la dimisión irrevocable del vicepresidente económico no debe ser minimizada. La decisión irrevocable del profesor Fuentes de abandonar la responsabilidad política y la defensa de su plan de reforma económica amenaza a la realización del plan mismo. La crítica más elemental que se le puede hacer al vicepresidente dimitido es su abandono en un momento de grave crisis, a medio camino del plan por él diseñado, cuando se vienen abajo los sectores siderometalúrgico y naval, se anuncian gravísimos problemas sociales en el campo, y se prevé una agudización del paro y un mayor estancamiento, si cabe, de la actividad económica. El señor Fuentes siempre ha dicho que no era un político, pero en cualquier caso era un gobernante. Dejar el timón en medio de la tormenta es algo que no se debe hacer, y ya argumentábamos en nuestro editorial de ayer sobre la necesidad de la permanencia del profesor Fuentes en el Gobierno. Otras interpretaciones, sin embargo, no valoran la salida de Enrique Fuentes del Gabinete como un abandono en estos difíciles momentos. La razonan más bien como la definitiva no aceptación del presidente Suárez de los criterios sobre composición del equipo económico que el hasta ahora vicepresidente le presentó como ultimátum para seguir adelante. Como sea, lo importante es analizar los orígenes de la propia tormenta que han acabado con la paciencia del vicepresidente y han determinado su abandono final.

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