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Cerca de 2.000 'marines' norteamericanos con helicópteros, aviones y barcos ocupan el Estado caribeño de Granada

Margaret Thatcher intentó evitar la invasión de la ex colonia británica

La invasión se inició ayer al alba, por cerca de 2.000 marines transportados por una flota de once barcos, encabezada. por el portaviones Independence, con 70 aparatos a bordo. A ellos se unieron 120 soldados de Jamaica, 50 de Barbados y 130 del resto de los países caribeños implicados en la acción (Antigua, Dominica, Santa Lucía y San Vicente). Entre 400 y 500 marines fueron desembarcados por helicópteros en el norte dé la isla y se hicieron con, el control del aeropuerto de Perla, el más antiguo. Simultáneamente entre 700 y 1.000 paracaidistas fueron lanzados sobre la región sur para apoderarse del aeropuerto en construcción de Punta Salinas. Previamente, las defensas antiaéreas de la isla habían sido destruidas por un bombardeo aéreo. Las tropas invasoras ocuparon la emisora oficial, Radio Granada Libre, e instalaron una propia desde la que lanzaron reiterados llamamientos a la población para que se quedase en sus casas y colaborase con las fuerzas extranjeras. A primeras horas de esta madrugada parecían haber concluido los disparos, después de casi 12 horas de combates, pero Estados Unidos no había anunciado aún el final de las operaciones, informan las agencias Efe y Reuter. Las fuerzas norteamericanas tienen orden de detener a los miembros del Consejo Militar Revolucionario que el pasado día 19 se hicieron con el poder. Estados Unidos asegura haber actuado de acuerdo con el tratado de asistencia existente entre Washington y la comunidad de la zona este del Caribe. Fuentes diplomáticas latinoamericanas en Washington manifestaron ayer, sin embargo, que este tratado se refiere únicamente a casos de agresión exterior. Por el momento el Congreso norteamericano ha decidido conceder a Reagan el beneficio de la duda. El líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Thomas O'Neill, dijo que "por delante de partidismos, somos americanos". La primera ministra británica tuvo que intervenir ayer ante la Cámara de los Comunes para intentar calmar a una enfurecida oposición que la acusaba de haberse dejado engañar por Estados Unidos en relación con la invasión de Granada. El portavoz laborista, Denis Healey, afirmó que el ministro de Asuntos Exteriores, sir Geoffrey Howe, había demostrado una "impotencia digna de compasión", cuando dijo 24 horas antes de la invasión que Estados Unidos no pensaba intervenir militarmente, informa desde Londres Soledad Gallego-Díaz. Thatcher explicó que Washington se puso en contacto con el Gobierno británico para anunciarle su proyecto. Thatcher habló personalmente Reagan para pedirle que "sopesara cuidadosamente todos los elementos antes de tomar una decisión irrevocable". El Ministerio de Defensa británico ordenó a su fragata Anthrim, que se encuentra en las proximidades de la isla, que evitara cualquier implicación en los acontecimientos. La isla de Granada, de 344 kilómetros cuadrados, ocupa una posición estratégica muy importante. Está situada frente a las costas de Venezuela, a igual distancia de Puerto Rico y de Cuba y a 10 minutos de vuelo supersónico de los yacimientos de petróleo venezolano. La construcción, con ayuda cubana, del aeropuerto de Punta Salinas (con una pista de 3.200 metros adecuada para grandes aviones), había sido varias veces denunciada por Estados Unidos como una amenaza contra el equilibrio de fuerzas en la región. Según el Military Balance publicado este año, Granada cuenta con 2.180 personas encuadradas en el Ejército y otras 8.000 en fuerzas paramilitares.

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