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Las primeras explosiones, en las afueras de Bagdad

Las sirenas de las alarmas antiaéreas sonaron tímidas esta mañana a las 5.35, hora de Irak (3.35 hora peninsular española). No hacía falta más. Bagdad permanecía en estado de alerta desde la noche anterior. Las primeras explosiones sonaron lejos, a las afueras de la capital iraquí. Estaba amaneciendo. Luego entraron en acción las baterías antiaéreas y en cuestión de segundos el cielo se llenó de las estelas dejadas por las balas trazadoras que buscaban alcanzar sus objetivos.

Poco después, otra explosión más fuerte pudo verse en Karg, en la orilla occidental del río Tigris, en dirección sur. Desde numerosos puntos de la ciudad se pudo divisar un gran incendio en la zona donde se había registrado la explosión, en la que está situada una importante refinería. Tras unos minutos de aparente calma, volvieron a retumbar los disparos de las baterías antiaéreas por toda la ciudad. Ya era completamente de día y las luces se apagaron. La gente salió a las puertas de sus casas para observar lo que ocurría.

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