El Barça no perdona en Europa
Kluivert y Motta batieron a un Newcastle desafortunado frente al reaparecido Víctor Valdés
El Barça se arrastrará en la Liga, pero en Europa va como un cohete. Los azulgrana lograron ayer una cómoda victoria en el Sant James Park que le servirá para despejar sus dudas y añadir un eslabón más a su brillante cadena en la Liga de Campeones: trece victorias y un empate. Un expediente tan brillante como impecable. Los azulgrana cuajaron una discreta primera parte y maquillaron el marcador en la segunda con una eficacia demoledora: Kluivert aprovechó un estrepitoso fallo del central Bramble y luego Motta marcó a bocajarro un gol espectacular y sorprendente, más que nada porque el equipo llevaba largo tiempo sin marcar en jugada de estrategia. Los dos goles nacieron de las botas de Riquelme, que parece un planeta dentro del equipo, pero que un par de gestos le sirven para reivindicarse. Antic, enamorado del fútbol inglés, podrá estar satisfecho: no quería que su equipo actuara de turista y logró su objetivo: reafirmar su autoridad en esta competición.
NEWCASTLE 0 - BARCELONA 2
Newcastle: Given; Griffin, O´Brien, Bramble, Bernard; Solano (Ameobi, m. 67), Jenas, Dyer, Robert (Hugo Viana, m. 67); Bellamy y Shearer.
Barcelona: Víctor Valdés; Gabri, Andersson, Frank de Boer, Reiziger; Rochemback, Xavi (Gerard, m. 45), Motta, Mendieta (Iniesta, m. 67); Riquelme; y Kluivert (Sergio García, m.70).
Gol: 0-1. M. 59. Bramble aganta la pelota de cara a Given, con todas las ventajas, pero ante la pasividad del central, Kluivert aparece por detrás, le rebana el cuero y lo cruza la red ante la media salida del portero.
0-2. M. 74. Riquelme bota una falta desde la izquierda con el pie cambiado y Motta remata con la zurda deliciosamente en el primer palo.
Árbitro: Jan W.Wegereef. Mostró la tarjeta amarilla a Xavi, Bernard.
St. James Park. Lleno: 52.000 espectadores.
Posiblemente, el Newcastle, liderado por un brillante Bellamy, mereció mejor suerte. Pero el equipo de Bobby Robson pareció empeñarse en desperdiciar las pocas posibilidades que tenía para clasificarse. Una y otra vez, erró todas las oportunidades que generó. Tampoco tuvo suerte: Bellamy envió al palo un centro de Shearer. El partido fue una copia al final del amistoso celebrado en agosto (acabó entonces 0-3). Los ingleses se mostraron negados ante puerta y al Barça, bien resguardado por Víctor Valdés -volvía al equipo tras su castigo- y mejor defendido, le bastó la eficacia y el oficio para llevarse el partido. Otra cosa es si este equipo tendrá suficiente nivel como para superar, a rivales de mucho mayor calado (Madrid o Ajax o Juventus) en la ronda de cuartos de final.
El partido acabó bien al final para el Barcelona, pero nada hacía prever un resultado así. El Newcastle sometió en el arranque al Barça a un firme acoso que resultó estéril. Bellamy ganó cuando cuantas veces quiso la espalda a los defensas, que se defendieron sin arrugarse. La zaga, liderada por un impecable Frank de Boer, funcionó, pero el equipo, de cintura para arriba, no existió. No estaba Saviola (lesionado) y Kluivert, muy solo, dio asistencias que nadie aprovechó. El Barça divagó sin acercarse a Given y repitió el partido soporífero de Vitoria. Mendieta ratificó que ya no es que era y desperdició toda su banda derecha. A Rochemback, le sobró ímpetu por la izquierda. La balanza está desequilibrada: el Barça ha acabado pagando muy cara la baja de Cocu (el equipo ha caído desde entonces). La mejor noticia es que Riquelme empieza a entrar en juego. Antes de los dos goles, dio dos pases a Rochemback y Mendieta. El vasco se hizo un lío en el área.
Antic probó a Gerard por Xavi tras el descanso y el guión no se alteró. El Newcastle, apremiado por el gol del Inter, siguió apretando hasta que el Sant James se quedó helado. Ni Shearer, ni Bramble ni Bellamy lograron superar a Valdés. Riquelme dio entonces un pase a Kluivert que fue a parar al final a los pies de Bramble. El balón no comportaba ningún peligro, pero le dio un pase suicida a su portero y sólo bastó un toque del holandés para marcar. Casi ni lo celebró. Poco después, Motta acabó con cualquier ilusión inglesa tras golpear en el aire un perfecto centro del argentino a la salida de una falta.
El partido ya estaba escrito y el técnico azulgrana se dedicó a dar minutos a los canteranos: salieron Iniesta y Sergio García, que estuvo a un paso de marcar. No se oyó ni un solo reproche en el estadio. El Sant James Park primero despidió a Kluivert con una ovación (el gol le servirá para acallar su falta de puntería) y se deshizo en aplausos con su equipo. Sir Bobby Robson, satisfecho de llegar donde ha llegado, miró a la grada y levantó los brazos saludando a la hinchada.
El Barcelona no perdona en Europa.
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