Fascinación por el mundo rural

Nacido en 1949, en Olleta, "un pueblo en el que no había ni coches ni, menos aún, cine", a los siete años su familia decidió trasladarse a la capital, Pamplona, donde el padre había encontrado trabajo en una fábrica. Allí, el cine le deslumbró, especialmente las películas musicales, y decidió dedicarse a él profesionalmente. Sin embargo, como la economía familiar estaba lejos de permitírselo, estudió electrónica a cuya enseñanza se dedicó más tarde en el mismo colegio de los Salesianos en que había aprendido. Mientras, su militancia política en el EMK (Movimiento Comunista Vasco) le llevó incluso a la cárcel en 1975... aunque no por mucho tiempo.

Montxo Armendáriz hizo sus pinitos cinematográficos filmando la realidad de su propio barrio con una cámara de aficionados. Animado, convenció a unos amigos para formar una cooperativa con la que realizó los cortos La danza de lo gracioso (1979) e Ikusmena (1980), ambos premiados en el festival de Bilbao, así como Carboneros de Navarra (1981), que le inspiró el guión del que sería su primer largometraje, Tasio (1984), con el que obtuvo premios en los festivales de San Sebastián y Chicago. Su segunda obra, 27 horas (1986), la crónica de unos jóvenes atrapados en la heroína, obtuvo una Concha de Plata así como, en París, el Premio Georges Sadoul.

La emigración africana fue el tema de Las cartas de Alou (1990, Concha de Oro en San Sebastián). Su cuarto largometraje, Historias del Kronen (1995), versaba sobre la insulsa vida de unos adolescentes "que mañana van a ocupar puestos de importancia", Goya al mejor guión adaptado, un clamoroso éxito de taquilla, a pesar de lo cual tuvo que esperar otros dos años para filmar Secretos del corazón (1997), su regreso al mundo rural, que le valió numerosos premios... y un nuevo éxito de taquilla. Aún debió esperar de nuevo cuatro años más para filmar Silencio roto (2001), una aproximación al mundo del maquis, tema que repitió en su producción La guerrilla de la memoria, dirigida por Javier Corcuera con guión de Fernando León de Aranoa.