Los convocantes sólo tenían prevista la asistencia de 100.000 personas

El problema del transporte durante la manifestación, según fuentes municipales y de la Delegación del Gobierno, se produjo porque las previsiones de los organizadores fallaron: en la reunión celebrada el miércoles pasado en la Delegación del Gobierno, éstos calculaban reunir a unas 100.000 personas (al final fueron un millón). Es más, los propios convocantes señalaron que no esperaban la llegada de más de 50 autocares, por lo que la Policía Municipal habilitó la avenida de la Ciudad de Barcelona como zona de estacionamiento. Al final, la movilización social "se desbordó", según estas fuentes y "fue imposible controlar la llegada de los autobuses e incluso cómo se movían".

En la reunión previa no se habla de transporte. Tan sólo una de las convocantes pidió ayuda al delegado del Gobierno, Francisco Javier Ansuátegui, que se comprometió a solicitar más trenes en las líneas de metro que confluían en el recorrido, según las citadas fuentes.

Los cortes de tráfico se adelantaron a las 17.00 (media hora antes de lo previsto), ante la afluencia masiva de personas. El final de la marcha estaba previsto para las 20.00, pero hasta una hora después no se pudo abrir a la circulación el tramo entre Atocha y Neptuno. El paseo del Prado tuvo que esperar media hora más para ser abierto en su totalidad. A las 21.52 se permitió el paso de vehículos por el eje de Gran Vía, pero aún quedaron cortados los accesos a la Puerta del Sol.